lunes, 26 de diciembre de 2011

Libro abierto

Pensar que hay gente que vive ocultando sentimientos. Callando, mintiendo a los demás y mintiéndose a si mismos. Pensar que algunos manipulan, "controlan", se hacen los distraídos, se auto-engañan, cuando yo todo el tiempo necesito expresarme. Todo el tiempo necesito decir lo que me pasa, publicarlo, gritarlo, confesarme. Cómo me cuesta cuando, por algún motivo, no puedo hacerlo (de a poco estoy aprendiendo que no siempre es lo mejor). Pero tengo la sensación de que las cosas me queman por dentro cuando no las digo.
Hay días en los que no sé qué hacer con lo que siento. Aunque se trate de pavadas como conmoverme con una película, emocionarme con una canción, ponerme nostálgica o sorprenderme con algún descubrimiento. Pequeñas cosas que provocan especies de conexiones, activan circuitos, generan electricidad. Y necesito sublimarlo, canalizarlo. Hacer que toda esa energía tenga un sentido, que se convierta en algo útil o en algo lindo, que no se pierda dentro mío.  
Pero además hay otro asunto: al ser activados por cosas tan aparentemente tontas o triviales, mis sentimientos suelen ser tan intensos como inconstantes. Son verdaderos, eso si... pero fluctuantes. Será por eso la ciclotimia...
Los que no cambian son los sentimientos profundos, los que generan las personas y las experiencias. Creo que nunca dejé de querer a alguien que alguna vez quise. No sé, quizás si, pero me cuesta pensarlo. Es que cuando uno comparte determinadas cosas con una persona, ese alguien nos deja algo que no puede borrarse. Y creo que eso es tan lindo...

martes, 20 de diciembre de 2011

Malditamente intransigente

Martes a la mañana. Nuevamente estoy llegando tarde al trabajo (muy). Miro por la ventanilla del colectivo, en el parque hay hombres jugando al fútbol, mujeres jugando al tenis, varias personas en las mesas de pic-nic disfrutando del sol. Hay otra vida. Mientras yo cargo con la cartera desordenada y repleta de cosas, un libro en la mano, el intenso dolor en el cuello que me persigue hace algunas semanas y la cara hinchada de dormir mal. Y cargo con lo peor y más pesado: mis obsesiones, mis caprichos, mi maldita intransigencia, esa incapacidad para aceptar cuando las cosas no son como yo quiero o necesito.
Anoche me acosté tardísimo sólo por haberme quedado luchando con la computadora, con un archivo que no podía ver, investigando cómo abrirlo, bajando un programa que no se instalaba bien y no lo reproducía. Podría haberlo hecho otro día. Podría haber esperado hasta hoy y verlo en otra computadora. Habría sido más sano e inteligente decidir eso una hora y media antes del momento en que finalmente me acosté ya que, de todas formas, las cosas no funcionaron y no me quedó otra que resignarme, vencida por el sueño. Pero yo quería ver el video en ese momento. No otro día, ni siquiera al día siguiente. En ESE momento.
Con muchas cosas me pasa lo mismo. No con todo, ni todo el tiempo. Sé muchas veces aceptar realidades, "las cosas como son", manejarme con relativa inteligencia. Pero otras veces, simplemente no puedo.
Un ejemplo simple: ayer quería comer empanadas. Pero no de cualquier lugar, las empanadas de una pizzería en particular. Cuando me di cuenta de que era lunes y estaba cerrado... casi me arruina el día. Peor aún, la opción de comer empanadas de otro lado me lo habría arruinado definitamente, habría sido totalmente frustrante y deprimente, porque yo quería las empanadas de ESE lugar. En su reemplazo almorcé otra cosa que me satisfizo bastante, una opción diferente pero que, de algún modo, me gustó tanto como podrían haberme gustado las empanadas.
Con la vida en general me pasa eso. Puedo llegar a aceptar si lo que quiero no lo puedo tener, pero no me conformo con algo parecido, con un "reemplazo". Sólo puedo conformarme si descubro cualquier otra cosa que me entusiasme con la misma intensidad que la original. No importa que sea completamente diferente, el punto es que me entusiasme del mismo modo.
Es muy difícil eso, las cosas que de verdad nos gustan o nos conmueven, las que más nos llegan, no suelen ser fáciles de encontrar.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Palabras

Volví a mi primer amor como hacía tiempo no volvía, volví a leer mucho, rápido, con esa ansiedad de antes, con esas ganas de ganarle a las páginas y descubrir lo que sigue. Me llené tanto de palabras ajenas que me quedé sin las propias, me está costando mucho escribir.
Quizás porque me abruma que haya tantas cosas increíbles ya escritas por ahí, que me conmueven, que me emocionan, que me hacen pensar, que me sorprenden. Se me hace imposible acercarme apenas a lo que me gustaría transmitir cuando escribo. Y escribo sobre cosas que no quiero decir. Que no quiero que otros lean, que yo misma no quiero leerme.
Esto lo escribí hace mucho y lo tenía archivado. De otras épocas en las que tampoco podía decir .

Qué
Qué desperdicio de pensamientos, de suspiros, de espasmos
qué tristeza de ojos llenos con miradas esquivas
qué belleza de persona inalcanzable...
Porque nada puedo hacer más que admirarte
porque no me llenaré los labios con tus besos
porque hay cosas en la vida que no pueden explicarse
no se entienden, no se justifican.
Ya no hay sueños que valgan, ni esperanzas.
Es la realidad, el hecho puro y consumado
de que nunca podrás verme de ese modo
de que nada va a cambiar aunque lo quiera.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Dilema

Me niego a aceptar imposibles y por eso me condeno a una vida llena de frustraciones. Cuánto más inteligente sería aceptar ciertas realidades como únicas e irrevocables. Cuánto más triste perder toda esperanza, las noches con sueños en los que todo es posible. Y son sólo eso, sueños. Pero cómo los siente el cuerpo, cómo se deja engañar estremeciéndose y disfrutando lo que nunca va a pasar. Cómo me despierto con una sonrisa por haberme dado el lujo de animarme a crear otra "realidad" en la que las cosas son distintas. No sé si servirá de algo o será peor. Yo creo que es bueno, siempre que la plenitud de los sueños no justifique un conformismo en el que deje de intentar cambiar todo aquello posible de ser cambiado. Pero las cosas que son y no pueden cambiarse... qué dolorosas resultan.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Vuelvo

Me reencuentro en las canciones, en mi letra sobre las hojas, en el mate. Me saludo con cariño y con algo de nostalgia. Y me recuerdo que no estoy sola cuando estoy conmigo. Y que hay gente que siempre estuvo y siempre está, a pesar de todo. Que sigo teniendo mi voz y mi corazón, mis errores y mis problemas. Pero también mis seguridades, mis bondades, los besos por dar y los abrazos. Que puedo quererme aunque a veces me olvide y que el que otros no me quieran no significa tanto.
Es tan difícil entender a los demás cuando a duras penas me entiendo a mi misma. Somos todos rompecabezas con piezas perdidas. Pero las sigo buscando, las encuentro y me completo. Quizás alguien llegue con alguna de las que faltan. O tal vez ni siquiera sea necesario.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Preguntas

Quizás sea yo la equivocada
buscando respuestas en ojos ajenos
quizás sea mucho el amor, o muy poquito
quizás el punto no es cuánto sino dónde

Cómo saber cuándo sobran las palabras
cuándo están faltando, cuándo mienten
o acaso no se trate de que mientan
sino de estar creyendo ciegamente

Sin analizar, sin entender
sin ampliar el panorama
sin dar lugar a la duda
Sin dejarse convencer por ciertos hechos
para cuestionar después a los actores

Puede que sea yo la equivocada
todo al parecer me lo demuestra
pero hay algo dentro mío que no quiere
que se niega a permitirse esa certeza
cuando sin saber por qué mi voz se quiebra
y me estanco y me lloro
y me asusto de perderme.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Aunque si

El vacío cansa, agota tanto
mucho más que las cosas cuando abruman,
el silencio dice más que las palabras
y hay miradas que llenan de preguntas.
Yo no quise, te juro, yo no quiero
yo no elegí sentirme así de vulnerable
yo no pedí las ausencias ni los besos
yo no esperé ni espero nada. Aunque si.
Me da miedo de tu miedo y tu distancia
tengo tristeza y soledad, incertidumbre
y otras certezas tan imaginarias
pero muy, tan absolutas. Porque si.
A veces creo que podría tener todo
a veces creo que no tengo nada
y otras veces algo feliz me atormenta
será la vida, que juega con mis ganas.
¿Por qué no?

viernes, 4 de noviembre de 2011

Imposible

Pretenden que me encierre en esa caja
y deje afuera lo que me hace quien soy
mis dudas y sonrisas,
los abrazos, los besos, las palabras...
Pretenden que me olvide de que duele
esa ausencia que yo misma provoqué
me amordace con mis propios silencios,
me inmovilice del amor que no doy.
Pretenden tantas cosas que no puedo
no puedo, no me sale, no lo entiendo
y yo prentendo tan poco y tan difícil
o tan fácil... y es que a mi me cuesta tanto...

lunes, 24 de octubre de 2011

Amiga

 (Para Euge)
Las charlas con vos son un oasis
cuando a mi vida vuelve a entrar el caos,
cuando pierdo el equilibrio, las palabras,
y no puedo encontrarme ni a mi misma.

En vos yo me reencuentro, pero limpia
de todos mis problemas cotidianos
porque a veces vos sos yo pero distinta
y yo me vuelvo vos pero de a ratos.

Somos algo así como la esencia
de lo que fuimos antes y ahora somos
aunque tan disfrazado por el tiempo
que ya no nos es normal reconocernos.

Hallo la paz en las conversaciones
en las risas compartidas y los llantos
en los silencios, no hacen falta las palabras
en las cenas o los mates y el pasado.

El futuro, nuestros sueños y temores
la música, el arte, las lecturas,
los otros amigos, todo en nuestras vidas
sos una de mis llaves, yo una de las tuyas.

jueves, 20 de octubre de 2011

De algún modo...

Quizás no sea libre, pero actúo como si lo fuera.
Y, aunque pago las consecuencias de esta libertad aparente, algo me dice que estoy en lo correcto.
Porque me siento más viva cuando puedo disfrutar, sin pensar en distancias ni en horas de sueño.
Cuando elijo charlas en lugar de alarmas y soles en lugar de cajas. Historias de mentes que vuelan en lugar de textos de academia. Cuando elijo amigos antes que billetes, los besos dados y no los reprimidos, el llanto entre abrazos y silencios, palabras en lugar de ausencias, las cosas dichas y no mal asumidas, mañanas de mates, noches de cerveza. Y música, todo el tiempo música...

martes, 13 de septiembre de 2011

Monstruos de lata

Un accidente terrible al comienzo del día entristece a la ciudad y empeora el caos cotidiano. En la hora más ansiada, la de la vuelta a casa, todo es desastroso.
Por la calle, los monstruos de animales vivos enlatados avanzan en manada. "Avanzan" es una forma de decir, sería más rápido y menos traumático si las distancias fueran más cortas y los animales pudieran trasladarse por sus propios medios. Tal vez siempre lo más natural sea lo menos traumático.
Mientras en las veredas las personas se amontonan insultando, rezongando, lamentándose, auto compadeciéndose porque los monstruos no para a devorarlos, ya saciada su hambre y sus estómagos demasiado llenos, dentro de las latas la masa amorfa de cuerpos, olores, historias, ideas, se va digiriendo. Los alientos se vuelven uno, las voces y los pensamientos se interfieren.
Entre todo eso, ella intenta mantener una idea, repitiéndola una y otra vez en su cabeza, tratando de no olvidarla y, en ese intento, dejar de percibir el paso cansino del tiempo que hoy demora más que nunca el cada vez más necesario momento en que será escupida otra vez a la vida.
Esa mañana un hombre escapaba por la ventanilla trasera del monstruo de lata y agradecía su suerte. Una milésima de segundo después, la idea de volver a entrar para rescatar a los atrapados lo invade. "No, sería estúpido, ya me salvé, estoy afuera, si vuelvo ahora todo puede explotar, incendiarse. Si me salvé del accidente ¿cómo arriesgarme a morir por volver ahí?" Pero hay gente dentro todavía y entonces se da cuenta de que el accidente no pasó, que es presente, que está ahí y que si tiene que morir da igual si no fue antes y es ahora. Porque todavía sigue ahí dentro y, sin importar cómo continúe su vida, seguirá ahí adentro por mucho tiempo más.
Hoy todos llegamos tarde a casa.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Me compré la vereda

Bajo del primer colectivo a mitad de cuadra. Comienzo a caminar hacia la esquina, justo a la vuelta están las paradas de los otros tres que puedo tomarme para volver a casa. Estando todavía a unos metros, veo que el semáforo me habilita para cruzar. Decidida a aprovecharlo -no sería la primera vez que, al llegar a la esquina, el semáforo corta y veo cómo alguno o varios de los colectivos que debería tomarme se está yendo- emprendo la carrera. Llego a la calle y descubro con espanto que no uno sino dos de mis posibles transportes se encuentran detenidos por la luz roja. En ese preciso instante el muñequito de la señal vial empieza a titilar ¡El espanto! Acelero un poco más, llego a la otra vereda, pongo un pie sobre la bajada para las sillas de ruedas y... el resbalón. Manotazos al aire, pataleo, descalabro, parece que consigo evitar la caída y... nuevo resbalón. Esta vez si, termino todita boca abajo contra el suelo, bien despatarrada. Todo en milésimas de segundos. Instantáneamente me levanto, pongo cara de "aquí no paso nada" y me dirijo al colectivo de atrás, al cuál todavía puedo alcanzar ya que el otro ya está doblando. Me subo, le digo al chofer "Me compré la vereda", sonrío y le pido 1,25, con la tarjeta. Los del colectivo de adelante, que tenían vista preferencial, y unos cuantos que andaban por la calle, todavía se estarán riendo.  No hay mal que por bien no venga.

martes, 23 de agosto de 2011

Frutologías III - La confianza

Bienvenidos a la tercera edición de esta pseudo-ciencia del chamullo que he dado en llamar "Frutología". Hoy nos convoca otro tema difícil ya que, considero, se trata de la base, la piedra fundacional de toda relación humana: la confianza. Para hablar de ella voy a utilizar una metáfora muy a lo "Bucay" (gran exponente de la frutología), que servirá para ejemplificar y graficar mejor mis teorías.
Pensemos a cada persona como un conjunto formado por dos elementos diferenciados: el "individuo" y la "pileta" (ya pueden comenzar a reírse).
Llamaremos "individuo" a la persona, el cuerpo, el ser capaz de interrelacionarse con los demás.
La "pileta" vendría a ser la personalidad de dicho individuo, su forma de ser, sus experiencias, sus pensamientos y sentimientos.
Antes de comenzar voy a pedir por favor que eliminen de su mente todas los dobles sentidos del tipo "sexual" ya que quizás mucho de lo que se diga sea plausible de ser interpretado como groserías, por comparación con otro tipo de metáforas que suelen utilizarse para tales fines.
Como ejemplo voy a tomarme a mí misma y trataré de darle forma a este concepto. Yo soy, por naturaleza, una persona muy confiada. Mi pileta está al aire libre, sin protección (¿ya se van dando cuanta a qué me refería con lo de las malas interpretaciones?) de ningún tipo y cualquiera puede pararse junto a ella y observarla. No soy agua pura y cristalina, tengo mis insectos, hojitas y ramitas flotando, algo de tierrita en el fondo, pero soy así, cualquiera puede verlo, sumergirse, conocerme. Incluso, tal vez por mi personalidad ansiosa y mi falta de reserva, suelo invitar a cuanto ser se atreva siquiera a pasar por la orilla a hacer un tour de buceo por las profundidades y conocerme "a fondo", sin demasiados requisitos previos.
Este suele ser mi primer tema de conflicto, porque hay personas a las que tanta "apertura", por contradictorio que parezca, les produce desconfianza. Les resulta sospechosa tanta hospitalidad, temen sumergirse en una trampa y que, en el momento menos pensado, una compuerta se abra y se los morfe un tiburón. Quizás algunos hagan eso, hay de todo en este mundo. En estos casos sé que el error es mío, está en no darme cuenta de que cierta gente necesita sumergirse de a poco, a su tiempo, sentir la temperatura del agua hasta lograr  confianza.
El segundo tema de conflicto se da cuando yo misma asumo que los demás son tan confiados como yo  y mi parte "individuo" va corriendo a "tirarse bomba" en sus piletas, chocándose a veces con enormes cobertores de plástico. Algunos transparentes, otros de colores opacos. Esto pasa porque no todos pueden ser tan abiertos, algunos tienen cosas que ocultar, otros fueron muy lastimados, otros simplemente son prudentes.
En el caso de alguien que anda con su pileta "al descubierto", me siento en igualdad de condiciones y puedo relacionarme sin problemas. No importa qué tan turbia o cristalina esté su agua, siempre me resulta más fácil poder observarla, sentir que tengo la oportunidad de conocerlo y si quiero puedo llegar hasta el fondo.
Cuando una persona tiene un cobertor transparente, la cosa se complica un poco más. Sin embargo, al menos puedo verlo, tener una idea de cómo es y, con el tiempo, que se anime a dejarme nadar  un poco.
En cualquiera de los dos casos, sin importar cuán distintos podamos ser, son personas en las que logro confiar, que confíen en mi y llego a desarrollar una relación de cariño.
El tema es con la gente que utiliza un cobertor opaco: ahí ya se complica del todo. Este es el caso en el cuál yo empiezo a perder confianza. Entiendo que, como dije antes, pueda tener que ver con miedos, con dolores pasados, con un montón de factores. Pero es la gente con la que más me cuesta relacionarme. Porque muchas veces vienen y se sumergen en mi pileta como si nada (en parte por mi propia culpa), pero al mismo tiempo no le permiten a mi "individuo" sumergirse en ellos. Y comienzo a sospechar que quizás su agua no es nada limpia o que debajo del cobertor hay un cardumen de pirañas o vaya a saber qué otra cosa.
Basuritas, insectos, ramitas, agua turbia, tenemos todos. Pero, para mi, es mucho más fácil relacionarme con alguien que se muestra tal cuál es, que deja ver esas cosas y nos permite decidir si queremos o no nadar en ellos. Los que se ocultan, los desconfiados, los "herméticos", me dan un poco de miedo.
Ojo que no estoy hablando de intimidad ni de los que no tienen ganas de contarte que "El fin de semana me comí a medio boliche" porque esas son cosas personales que no exigen ser compartidas para lograr que el otro confíe en uno. Hablo de los que nunca dejan muy clara su postura, su opinión, los que nunca se sabe bien qué sienten o piensan, los que no demuestran ni expresan o los que se escudan en chistes, jodas y temáticas poco profundas, a tal punto que, más que tener reserva, pareciera que ocultan. Esos son los que me dan sospecha, esos son los que me provocan desconfianza. Pero claro, como en todos los casos, uno nunca sabe cuál es el motivo para una actitud semejante: ocultar con malicia, no tener una opinión definida, ser algo inseguro, falta de interés. Y, como uno no puede actuar igual en todo el mundo, es necesario evaluar, con cada persona, cuánto tiempo debemos esperar para intentar "sumergirnos" en su pileta, cuánto podemos insistir en la invitación a su "individuo" a nadar en la nuestra.
Conocerse, confiar en el otro, lograr que el otro confíe en uno, es un trabajo que, creo, exige tres cosas fundamentales: interés, intuición y, sobre todo, tiempo.

lunes, 22 de agosto de 2011

Las cosas buenas de la vida

Creo en el equilibrio. Creo en que el secreto para poder considerarse una persona feliz está en tratar de ver siempre lo bueno de las cosas. En aprender de todo, hasta de aquello que no podemos entender, eso malo que nos pasa o nos pasó y que creemos que no merecemos, siempre pensé que esas cosas sirven para aprender o para "equilibrar" porque algo muy bueno también puede pasarnos.
Eso me convierte a veces en una persona miedosa, me asusta cuando me siento muy feliz porque enseguida pienso "bueno, ahora voy a deprimirme por algo". Pero hace un tiempo comencé también a analizar algunas experiencias de otras personas. Gente que siguió sus sueños, que se jugó por lo que los hacía feliz y los apasionaba y todo les salió no sólo como esperaban, sino cada vez mejor. ¿Entonces qué? A esas personas a las que les fue mucho mejor de lo que siquiera se habían atrevido a soñar ¿después les ocurren cosas horribles? ¿viven atemorizadas de que así sea? Ahí es donde entendí que no. Que todos ellos merecieron lo bueno que les pasó, porque trabajaron para eso. La diferencia está en no tener miedo porque uno sabe que lo que tiene de bueno lo consiguió con esfuerzo, y tampoco creérsela, saber que todo lo bueno se puede mantener pero sólo por el propio esfuerzo, la pasión y el trabajo.
Tomar decisiones, enfrentar cambios, resignar momentos, espacios, personas, son algunas de las cosas con las que uno paga el precio cuando elige moverse, crecer, buscar la felicidad. No, no es gratis, pero se paga en el propio proceso.Por eso, lucho contra mi propio miedo al ver que me sale algo bien. Y trato de ganarle pensando que yo me esforcé para que así fuera.

domingo, 31 de julio de 2011

Nada de gente común

Creo en las personas. No puedo menos que eso, conozco muchísima gente hermosa.
Es inmensa la felicidad al reencontrarme con amigos, personas con las que tal vez las circunstancias hicieron que el contacto ya no fuera tan fluído. Sin embargo, volver a vernos siempre es tan lindo, tan intenso.Comprobar que los lazos creados siguen ahí, uniéndonos desde el afecto.
Es inmensa la felicidad al hacer nuevos amigos, crear vínculos, conocerse, encariñarse... hasta que éstos también se convierten en esas personas con las que te sentís feliz de encontrarte.
Y cuando eso se mezcla, cuando viejos y nuevos amigos se juntan, cuando las diferencias parecen borrarse y todos esos seres tan distintos entre si -y, cada uno a su modo, maravillosos- se conocen, se llevan bien, se divierten juntos... la vida tiene todo el sentido.

domingo, 24 de julio de 2011

De otras épocas

Indomable

Le mezquinaste a mis ojos la caricia de los tuyos
Los cerré conteniendo el torrente de mi angustia
Y al quedar presa de la oscuridad más honda
Huyen las palabras y abrazo al silencio
Cae sobre mis hombros la carrera del tiempo
Me cubre y asfixia sin que nadie lo sepa
Dentro de este mundo que es mío y es tuyo
Me elevo, me abstraigo, ruego por lo absurdo
Contener mi cuerpo y que no de señales
Se torna una fiera que no sé domar
No corro a tus brazos pues lo impide el aire
Como una barrera que no he de cruzar
Y mientras me lleno con tu presencia 
La ausencia de tu alma me vuelve a vaciar
Me quedaré sola al no estar a tu lado
Todo se desvanece y no puedo gritar
Cuánto te amo.

No te ocultes

¿Dónde estás?
Tal vez oculto en el fondo de mis ojos.
Tal vez perdido en un lejano lugar.
Quizás estés a mi lado,
o al lado de alguien a quien creés amar.
Ayudame, rescatame.
Necesito aferrarme a tus brazos y salir de este pozo.
Necesito envolverme en tu espalda 
y sentir que no hay nada
que me pueda hacer mal.
Quiero compartir con vos mis causas
quiero acompañarte en las tuyas.
Quiero que inventemos juntos
nuevas esperanzas.
No puedo verte llegar, y eso me duele.
Sufro al no encontrarte en el camino.
Porque no quiero que seas el fin
sino ese tránsito
que me ayude a convivir mejor conmigo.
Cuando salga al sol a calentarme
y me abrigue la noche poco a poco
voy a poder nadar en tus pupilas
que desde siempre añoro y ahora invoco.
Cantame, haceme delirar tu melodía
quiero perderme hoy en tus palabras
sin darme cuenta mañana que dormía.
Porque tu voz es mística y me arrulla
me hace soñar despierta y me da vida
pero me matan tus labios si los toco.


viernes, 15 de julio de 2011

Frutología II

Hoy nos dedicaremos a analizar una materia de la que con frecuencia se habla y en la que suele suceder que muchos frutólogos creen ser expertos, aunque no tienen idea, y muchos de los que creen no saber nada teminan por ser, sin proponérselo y sin darse cuenta, de los más capaces en el tema.
Hoy vamos a hablar de la seducción.
Desde mis arbitrarias clasificaciones frutológicas, distingo varios tipos de seducción, que explicaré y evaluaré a continuación.
Seducción involuntaria: se produce sin intención. El seducido se siente atraído por ciertas características del seductor sin que éste haya tenido la intención de provocarlo. Es, a mi entender, la más efectiva porque, siempre que esté relacionada con características inherentes al seductor en si (y no porque el seducido tenga algún fetiche del tipo "me gustan los veterinarios"), creo que es la más auténtica y espontánea.
Seducción explícita: el seductor tiene abierta intención de seducir, lo demuestra e incluso en ocasiones declara explícitamente su atracción por aquél a quien quiere conquistar. Puede ser recíproca (juego de seducción mutuo), unilateral consentida (uno de los intervinientes seduce y el otro se deja seducir), o unilateral vana (el "objeto de deseo" sabe que está siendo seducido pero los objetivos no se logran, no corresponde a la atracción).
Considero a la seducción explícita en cualquiera de sus modos la 2ª mejor opción si la seducción involuntaria no se produjo en primera instancia. Es respetable porque exige trabajo y también la valentía de arriesgarse y exponerse al declarar o demostrar abiertamente el gusto por el otro. Puede fallar una y otra vez, pero nunca pone en riesgo la dignidad del seductor (si sabe aceptar la derrota cuando ésta se da). Sería una especie de "Bueno, quizás no me dió bola, pero yo me la jugué" o, visto desde el otro lado "No, no me gustás pero respeto la integridad con la que encaraste la situación".
Seducción oculta:  es la que menos me gusta porque, cuando una intención es oculta, suele terminar en mentiras o engaños aunque, por supuesto, hay excepciones. Ésta también tiene varias divisiones.
S.O. Insegura: el seductor intenta ganar la simpatía o el afecto del otro sin quedar en evidencia por no tener confianza en sí mismo o ser de bajo autotestima. Se limita a mostrar lo mejor de sí mismo para resultar atractivo, pero tratando de que se perciba como una "Seducción involuntaria". En su forma más simple sólo encierra timidez o cobardía y el nivel de vileza es bajo. Se trata en parte de un engaño, porque la persona no se muestra tal cuál es sino como cree que al otro puede gustarle y está condicionado por su intención oculta, pero no conlleva la voluntad conciente de engañar.
S.O. Vil: el seductor, a conciencia, intenta ocultar su intención como parte de la estrategia. Lo veo bastante despreciable porque suele incluir engaños, ocultamientos y manipulaciones. Pero, en ocasiones, el seducido descubre el juego y, sin ponerlo en evidencia, se presta a éste voluntariamente. Por esto, finalmente, se convierte en una seducción unilateral consentida. La más condenable a mi entender y peor de estas divisiones es la del que se hace el "amigo/a" ya que, al plantearse una amistad, ésta se basa en un pacto de confianza que se rompe si uno de los dos oculta otro tipo de intenciones. Sólo es aceptable si el deseo de seducir aparece en una amistad preexistente y si, una vez surgido, se plantea abiertamente.
S.O. Sin fines de lucro: todos solemos ejercerla, se basa en el deseo de agradar a cualquiera, no con fines de conquista sino por el mero hecho de sentirse atractivo o querible para personas de cualquier sexo, sin importar la relación que nos une. Una vez establecida una amistad o una relación de afecto, deja de ser necesaria y, de mantenerse, puede y suele caer en lo comúnmente llamado "falsedad" o "caretaje"

Hasta aquí llegamos por hoy con esta clasificación frutológica de los tipos de seducción. Cualquier aporte o agregado será bienvenido y podrá ser llevado a debate en futuras ediciones de esta sección. Tómese nota y archívese.

lunes, 11 de julio de 2011

Polémica política

Me cuesta hablar sobre este tema porque siempre da para discusiones fuertes y lo cierto es que por lo general yo prefiero evitar esa clase de debates que, me parece, no suelen llegar a nada y dividen más de lo que enriquecen. Pero las circunstancias me llevan a involucrarme. Porque me encanta que la gente milite, creo que es muy bueno el tener esas ganas de participar, el poder creer en algo y tener confianza en que ese proyecto, esos representantes, pueden hacer algo de lo que a vos te gustaría que se haga. Está bueno tomar posición, es algo que yo no puedo hacer porque nada me convence. 
No me convence porque , perdón, seré muy desconfiada, pero yo no creo en la inocencia de los políticos. Hasta ahora ni uno, de ningún partido, logró convencerme de que no está metido en ningún negociado, de que no llegó a donde está por conveniencia. Ningún gobernante logró convencerme de que las medidas que toma, por buenas que me parezcan, las toma por convicción, por ideología. Perdón, no les creo. Todo me parece pura demagogia. Les conviene hacer, de vez en cuando, algo bueno. ¿Si me alegra que lo hagan? Si, por supuesto. Pero no me hace apoyarlos ciegamente y reconocerlos como "abanderados de los humildes". Puedo reconocer que son "menos peores", pero no puedo verlos como una respuesta, no les doy mi voto de confianza. Y eso sin llevar la cosa a demasiado análisis, porque lo que muchas veces uno podría decir "Si, es algo bueno" suelen ser cosas que a largo plazo les convienen porque contribuyen a la falta de educación, a la falta de proyección, a la mediocridad, sin aportar nada al cambio profundo que un verdadero proyecto plantea. Es pintar paredes mientras las cañerías estallan. Muchas veces, con pintura tóxica.
Y no entiendo por qué, en algún punto, la convicción, la simpatía de muchas personas por un partido o un candidato, termina convirtiéndose en una especie de enceguecimiento según el cuál tu partido y tu candidato son perfectos, intocables, imposibles de ser criticados, y los contrarios lo peor de lo peor. Por qué todo aquello que hacen aquellos que yo apoyo tiene una razón y una justificación cuando, si lo hicieran otros, sería una barbaridad. Me molesta el fundamentalismo, los dobles estándares el "ELLOS no pueden hacer esto pero si lo hacemos NOSOTROS está bien" 
Apoyar un proyecto no implica no poder criticarlo, enceguecerse y creer todo lo que nos venden. Estar en contra de algo tampoco implica no saber reconocer si alguna vez hizo algo bueno, aunque sepamos que lo hace por demagogia y por conveniencia. Definitivamente, los extremos SIEMPRE son malos.
Como con todo en la vida, las cosas no son "blanco o negro" "Dios y el Diablo". Como todo, las cosas no sólo tienen matices al observarlas en su totalidad, sino también matices en los distintos aspectos de sí mismas. ¿En qué momento se pierda de vista eso?

 Entonces está bien, apoyálos, festejá que pintes las paredes. Pero quedate ahí, al lado, aseguráte de que sea pintura y no veneno. Quedate ahí, al lado y decíles que, además, es importante revisar las cañerías. Y, lo más importante, no dejes nunca de pensar por vos mismo, de ver más allá de lo que te muestran. 

viernes, 8 de julio de 2011

¿Y a mi qué?

Sé que puedo parecer idiota, cándida, demasiado confiada, inocente, crédula, tibia. Que por momentos da la sensación de que nada me importa o de que vivo en una nube de pedos. O quizás no tanto, no lo sé. Lo que sé es que, si es así, no me interesa.
Prefiero parecer todo eso si con mi actitud evito el conflicto. Si me doy la oportunidad de conocer a las personas, dejando de lados los prejuicos o las impresiones negativas, y logro ver cosas que otros no vieron. Si sé que, aunque a veces no lo consiga, al menos estoy intentando evitar los extremos. Si puedo apoyar sin encegecerme o ponerme en contra de todo lo que no sea lo que yo apoyo. Si puedo criticar sin agredir o faltar el respeto.
Si me emociono o me divierto con algo, sin pensar, sin juzgarlo, y trato de aceptar que a otros no les pase lo mismo con eso o que les pase con otras cosas que a mi no me llegan.
No siempre lo consigo, pero lo intento. Y no es mejor ni peor que otras actitudes, pero es la que me hace feliz  ¿Cuántas personas pueden llamarse felices?

domingo, 3 de julio de 2011

¡Nostalgia a la basura!

Nos cuesta desprendernos de los recuerdos, de las cosas lindas, de montones de objetos que ya no nos sirven ni nos ayudan o satisfacen. Pero no las dejamos ir. Nos aferramos como si su sola presencia garantizara la permanencia del sentimiento que nos provocaron. Y sólo conseguimos, una vez cada tanto, cuando de casualidad recaemos en ellos, una especie de recuerdo de esa alegría, de ese cariño, pero mezclado con la tristeza de que ya no esté. Eso es nostalgia. A algunos nos gusta la nostalgia... pero no hay que abusar.
Porque siempre vienen nuevas "cosas lindas" y, para que lleguen, hay que darles el espacio. Porque uno puede vivir detenido en el tiempo, pero el tiempo sigue pasando a nuestro alrededor.

jueves, 30 de junio de 2011

Frutología

Bienvenidos amigos a esta nueva sección en la que hablo sobre complejos temas psicológicos, sociológicos y hasta antropológicos como si fuera una especialista. Por supuesto, todo se basa en suposiciones y análisis propios sin ningún fundamento científico, soy una simple observadora que reflexiona sobre el sistema en el que vive inmersa.
El tema de hoy , planteado a lo "Les Luthiers" (ando con la tendencia al plagio potenciada), sería: "Sobre las relaciones humanas condicionadas por las probabilidades de cópulación entre los intervinientes, sobre su desarrollo y sobre cómo se desencadena, o no, el final"
En un lenguaje más coloquial, tendría que ver con el temita ese de la seducción y la histeria del que la frutología aplicada por todos suele ocuparse con frecuencia.
Observo -y experimento- lo siguiente: toda relación humana entre dos personas con potenciales probabilidades de "copular" (utilizo esa palabra espantosa para dale más aire de "ciencia") se encuentra, hasta establecerse las reglas del juego-relación, sujeta a las intenciones particulares que cada uno de los intervinientes pueda tener en aprovechar o no esa potencialidad. Más simple: todo depende de cuán intresesado esté cada una de las partes en comerse al otro.
Incluso, si elimináramos por completo dentro de la relación el conflicto que nos toca, esto es, que ninguno de los dos involucrados tenga interés en seducir al otro, la cosa suele complicarse por el factor desconocimiento: "¿Qué tan seguro estoy de que el otro no tiene otras intenciones?", o por el factor externo, la mirada de los demás sobre esa relación "Para mi, XXXX te quiere dar".
Pero dejemos de lado por el momento los factores externos y concentrémonos en el inicio de la relación, ese momento en que dos personas sexualemente compatibles (entendiendo por ello que al menos uno de ellos pueda considerar como compañero sexual al otro) se conocen.
Se plantea ante esta situación, en cada uno por separado, el deseo o no de tener algo más que una amistad con el otro y la duda sobre cuáles serán las intenciones de ese otro.
En la hipótesis que hoy nos toca, ambos sienten cierto grado de atracción, pero un obstáculo se interpone. Por lo general, suele suceder cuando uno de los dos, o ambos, están en pareja. Pero también pueden intervenir otros factores: ser compañeros de trabajo (o jefe-subordinado), que sea la hermana/el hermano de un amigo, etc.
¿Qué sucede en estas circunstancias? Comienza un juego de seducción mutuo en el que ambos se encargan de demostrarle al otro las ganas que se tienen, quizás por una necesidad de comprobar que, efectivamenete, el otro también querría concretar la cópula de no existir el obstáculo que los separa. Pero el impedimento está. Ambos lo saben.
Entonces ¿cuál es el objeto de todo este juego? ¿Es, simplemente, una forma de pasar el tiempo, un modo de verificar o comprobar nuestra capacidad de sedcción, nuestro atractivo? ¿Es un modo de alimentar el autoestima? ¿O es, quizás, un intento de uno o de ambos por derribar aquello que los separa?
Personalmente, creo que la seducción tiene un objetivo: la concreción del deseo. Entonces ¿qué tan inocente es este juego? ¿Qué tan divertido puede ser, sabiendo que quedará inconcluso? Todas las subjetividades responden a esto de modos diferentes pero, qué temita ¿no?

martes, 28 de junio de 2011

Autofobia

En esos días en que me odio más que siempre
el mundo entero se convierte en mi enemigo
No hay feriados, gente buena, cosas ricas
ni canciones, día soleado o matecito.
Nada alcanza para hacer que algo mejore
todo es poco, demasiado o aburrido
porque sobro en todos lados es que falto
si no falto es preferible no haber ido
Soy la peor de todas: inservible, inútil, despreciable
soy como una sombra entristeciéndose a si misma
y si no me quiero ni siquiera un poco
cómo ser capaz de querer a otro.

domingo, 19 de junio de 2011

Formas de medir

Es medir cada día no por números, lugares, cosas, obligaciones, sino por personas. Recordar en cuántos ámbitos distintos estuve y con quiénes en cada uno de ellos, sintiéndome en todos como en casa.
Pensar que un sólo día puede, y por suerte así me suele suceder, formarse de varios de esos encuentros que te llenan el alma. Recordar cómo fue que nuestras vidas se cruzaron, con uno, con otro, cómo se generaron esos lazos que muchas veces antes o después se entrelazan entre ellos.
Y saber que esa es la felicidad. Que nada llena más que los momentos compartidos con otro que siente lo mismo que vos en ese instante y en ese lugar. Porque sin ese alguien más ya no sería tan profundo, tan intenso, tan real.
La vida no es plena y no puede ser feliz sin esas conexiones que, dejando y dejándonos huellas, nos demuestran que el mundo es un todo del que todos somos parte.

lunes, 6 de junio de 2011

¿Y la actitud?

Me agota la gente que no suma. Me cansa tener que explicarle una y otra vez a los enroscados con tendencias masoquistas que la vida es muy simple, que se puede ser feliz con un cambio de actitud, con las ganas de estar bien, la honestidad y la intención constante de evitar o resolver conflictos.
Estoy cansada de los que piensan de más sobre cosas en las que no hay que pensar: hay que actuar, hay que hacer, hay que ir por lo que a uno lo hace feliz sin joder a nadie.
Hay que hablar cuando algo te molesta. Los demás también tienen problemas, los demás también viven en su mundo, no tienen por qué darse cuenta de lo que te pasa. Hay que partir de eso y hablar, hablar, hablar. No podemos andar por la vida presuponiendo que todos son unos hijos de puta que actúan con la única intención de jodernos a nosotros, o que todo les importa tan poco que se cagan si es posible en nuestra felicidad.
Hay que vivir y dejar vivir, hay que intuir, sentir a los demás, no juzgarlos, analizarlos, tratar de entenderlos, quererlos, empatizar, dejarlos ser y hacer lo que quieran si  con eso no te impiden ser y hacer lo que quieras. Hay que hablar todo lo que se pueda, discutir sobre temas y no sobre la otra persona, discutir hasta cansarse, darse un abrazo y decirse hasta mañana. Porque las discusiones suman, hacen que nos conozcamos, nos amplían los pensamientos, quizás nos enhervan o nos dan bronca, o nos entristecen. Pero eso no implica pelearnos con el otro. Es un momento, una sensación. Es resolver problemas en lugar de generarlos. Resolverlos en lugar de huir.
Digo que la vida es simple, no digo que sea fácil vivir de ese modo. Pero me cansan los que ni siquiera lo intentan. La próxima vez que pregunten ¿Cómo estás? si vas a decir "Mal" pensá muy bien por qué estás mal. Y si lo que te hace sentir mal no es más que el producto de pensamientos enroscados, tu incapacidad de resolver problemas o tu cobardía, decí "Bien" ¡Y cambiá de actitud!

jueves, 2 de junio de 2011

Salidas

Hay demasiada luz como para abrir los ojos. Tengo la cara hinchada y restos de maquillaje de la función.
Intento dormir y caigo en el sueño de un modo pesado y profundo, pero frágil. Extraño tanto a mi música durante el viaje...
Caminar por la calle escuchando tu propia música te convierte de algún modo en un transformador de la realidad, creás tu propia película. Te abstraés del mundo y ya no es lo que pasa "ahí afuera" sino únicamente la mezcla de pensamientos y sensaciones que se da al combinarse tu mente con la música y lo que perciben tus otros sentidos.
Es cierto que no siempre es bueno abstraerse tanto del mundo, encerrarse en si mismo. Pero, la mayor parte del tiempo, es una tabla de salvación para no caer en la locura cotidiana de esta gran ciudad.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Pffffffffff

No acepto un "no se puede" cuando algo me importa. Y, sin embargo, a veces pienso que debería aprender que hay guerras que por definición están perdidas. Que hay batallas que no pueden ser libradas. Que hay enemigos a los que no se les puede ganar.
Una retroalimentación que no se produce. "Noc noc", del otro lado no hay respuesta...
No hay reciprocidad, son señales constantes lanzadas al aire sin que nadie las vea. El árbol que cae en el bosque y no hace ruido.
Los trazos, apenas caricaturas de lo que creó mi mente, no llego a los tonos, mi voz es tan chiquita, escriba lo que escriba todo es mediocre. Cuando alguien no te ve, te volvés invisible para todos, incluso para vos mismo.

Todo es esa realidad difusa que se va disolviendo imperceptiblemente, hasta convertirse en una simple sensación  orientada únicamente a cómo me gustaría que fueran las cosas. Y no importa cuánto lo crea y lo declame, lo cierto es que no, las cosas no son como yo quiero que sean. Quizás el error es pretender que sean diferentes al modo en que las estoy viendo. Si todo indica “A” es lamentable querer leer “B”. En todo caso, el asunto es reconocer “A” y analizar si es posible lograr un cambio desde eso.
Pero yo me dejo engañar y me autoengaño, esperando que la sola idea de que las cosas van a pasar implica que sucedan.
Y veo a los que tienen armas en mano, los que pueden actuar, los que están en situación de "todavía no está todo dicho"... pero no luchan. Abandonan por miedo, por vergüenza, por no lastimar a otros o por no correr el riesgo de ser lastimados, de equivocarse, de perder. No acepto esa cobardía. Porque no sólo están sacrificando su propia felicidad, sacrifican también la de los demás involucrados.

lunes, 16 de mayo de 2011

Conciencia

Es una mezcla grande de emociones: los cambios de etapa, los momentos de revolución. Es sumamente intenso. La alegría por los proyectos, los miedos a todo lo que puede pasar, la gente que está ahí y empieza a ocupar cada vez más lugar, los que de a poco comenzarán a convertirse sólo en los recuerdos de los hermosos momentos compartidos. Querer aferrarse a lo que se diluye, tratando de abarcar también lo nuevo. Tomar decisiones. Aceptar pérdidas que no estaban en los planes. A veces se vuelve  insoportable tener los ojos tan abiertos, los sentimientos se abarrotan y ya no entendemos nada de lo que está pasando. Es increíble sentirse feliz, angustiado, decidido e inseguro, con miedos, con certezas... todo junto. Hasta que las cosas se reacomodan, hasta que lo nuevo se instala otra vez como lo cotidiano  y entonces todo se estabiliza en otro orden. Hasta entonces, me desbordo y escribo, me contradigo, lloro, exploto de felicidad, proyecto, me asusto por los planes, me alegro por los lazos creados, caigo en la realidad de lo que esos lazos significan, de su importancia, de lo que implican. Y sé que lo valen. Pero es que a veces es tan difícil tener conciencia de ciertas cosas...

domingo, 15 de mayo de 2011

Gracias Cortázar

Hace unos días, más exactamente el 30 de abril, escribí un post sobre mi personalidad proclive al fanatismo (éste).  Inmediatamente después escribí algo más, relacionado también a mis fanatismos (que hasta ese momento, últimamente más todavía,  habían sido tema de conversación en varias ocasiones) y me propuse postearlo al día siguiente. Después, como fueron sucediendo otras cosas sobre las que necesité escribir, ese proyecto de post fue quedando en mis borradores. 
Hoy, buscando en google para saber de quién era una frase que alguien puso en su muro de Facebook, entre los resultados que arrojó surgió esto. Vi que era de Cortázar y, como él es otro de los grandes seres a los que admiro, me dispuse a leerlo (no sin antes postear en mi muro un video con el propio Julio leyendo el maravilloso capítulo 7 de Rayuela). Cuando por fin lo leí se me llenaron los ojos de lágrimas. Me sentí tan identificada, tan feliz, significó tanto para mi ver que Cortázar ¡justo él! había escrito vaya a saber hace cuánto tiempo y de un modo tan hermoso algo que yo constantemente quiero tratar de explicar y no puedo. Algo que con tanta fecuencia siento. La felicidad de conmoverse por algo o alguien sin analizarlo. La sensación irracional e incontrolabre que provoca una gran emoción y felicidad al verlo, leerlo, oirlo, tocarlo, saborearlo, sentirlo .  Fue causal encontrar ese escrito de Don Julio... y verdaderamente mágico.
Esto es lo que yo había escrito y no había publicado, hoy si es una buena ocasión:
"Como ya dije, soy seguidora de varios artistas. Artistas que me conmueven, me emocionan, le dan sabor a mi vida. Ante ese hecho, suelo tener también muchas demostraciones estúpidas de ese fanatismo: esperar horas por un autógrafo, pedir fotografías, mandar mails, etc. Muchas veces cuando, por ejemplo, estoy sola en la puerta de un lugar esperando que salga alguno de mis "admirados" me siento una idiota. Empiezo a pensar qué hago perdiendo el tiempo ahí, que ya estoy grande para esas cosas, etc. Pero, cuando por fin dicha persona hace su aparición y tengo la oportunidad de decirle "gracias" o darle un regalo o hacerle algún comentario sobre su trabajo, me siento profundamente feliz. Porque tuve la posibilidad, aunque fuera mínima, de retribuirle lo mucho que me provoca con su arte. Este es mi tipo de fanatismo. Por momentos es estúpido si, pero no es ciego ni se trata de hacer de mi vida el seguir a ese o esos que admiro.
Para mi es muy importante la diferencia. Yo admiro a mucha gente y le dedico tiempo y esfuerzo muchas veces a lograr de algún modo demostrales esa admiración. Pero de ninguna manera mi vida pasa por eso. Yo, antes que fan, soy artista. Buena, mala, malísima. Pero artista al fin. Mi vida pasa por mis proyectos, no por los suyos. Que bueno sería que para todos las cosas fueran así. Habría mucha más gente haciendo cosas."

viernes, 13 de mayo de 2011

Sembrando amigos

Sembrar amigos, cosechar personas que estarán siempre en nuestros recuerdos, personas a las que algo les habremos dejado.
Coleccionar momentos, no cosas, ni títulos, momentos de felicidad o incluso de tristeza, pero momentos al fin en los que uno se sabe indudablemente vivo.
No dejo pasar un día sin que algo me haya hecho feliz. No importan las horas de trabajo, de estudio, de preocupaciones. Sólo vale ese mínimo espacio en el tiempo en que sonreí junto a un ser querido, canté, bailé, leí, me desvelé charlando de la vida con un amigo. Sólo vale ese fragmento espacio-temporal en el que fui auténtica, hice lo que sentía, dije lo que pensaba y tuve con quién compartirlo.
Si mañana me voy dejaré recuerdos, buenos momentos en los que otras personas me van a mantener presente, dejaré tristeza por mi partida y dejaré el amor brindado. Las cosas no van a extrañarte, los conocimientos adquiridos (por buenos que sean) se van con vos. Sólo los lazos que uno crea hacen que la vida valga la pena.

martes, 3 de mayo de 2011

La nube del tiempo

Tengo miedo del tiempo que poco a poco irá borrando las imágenes de mi cabeza, quitándome esta certeza de que en realidad pasó lo que pasó, que todo fue real, esto de sentirme tan terriblemente viva y feliz. Sé que va a pasar, que es inevitable. Pero tengo miedo. Porque no quiero olvidarme de lo que estoy sintiendo. No quiero perder estos flashes que, de repente y de un modo mágico, me devuelven a ese "allí y entonces" tan "aquí y ahora". Tan presente hoy. Tan necesariamente presente en ese momento,  por ese afán de la mente de asegurarse de que si, está pasando algo increíble. Caigo de sueño pero no quiero dormirme, sé que cada noche que pase me alejará un poco más de este sentimiento. Me aferro a la sensación que me recorre el cuerpo y me electrifica. Y sonrío involuntariamente.

lunes, 2 de mayo de 2011

Al fnal no fue tan malo

Caos en la ciudad. Pero caos en serio, no ese aglomeramiento de gente y transportes al que ya estamos tristemente habituados. Ese al menos es un desastre organizado. Acá reina el desorden, como si una guerra civil hubiera estallado o algún genio maléfico se hubiera puesto a jugar por la noche cambiando de lugar todas las paradas del colectivo, los nombres de las calles, los recorridos del tren. Cambiaron las reglas del juego y todos andamos desorientados sin saber cómo jugar.
Se escuchan sirenas, pasan autos de la policía y ambulancias, las calles están cortadas y las personas pasan caminando por el medio de la avenida. Rivadavia se convirtió en peatonal.
Debería dar miedo el no entender lo que pasa, no saber para dónde ir, cómo llegar a donde estamos yendo. Deberían dar temor los brotes de violencia producto de la frustración.
Hay sin embargo otra cosa, hay resignación, tristeza, cansancio. Hay solidaridad, preguntas y respuestas.
Los que no saben qué hacer persiguen a los más decididos que, probablemente, tampoco sepan dónde van. Pero al menos eligen moverse.
Algunos pasan y al azar brindan información, cambiando el rumbo de unos, poniendo en marcha a otros.
La semana comenzó muy complicada. Pero, al menos, algo bueno pasó. Por un día, por un rato, hoy se suspendió la desconexión. Y de repente todos empezamos a vernos, a hablarnos, a notarnos.

sábado, 30 de abril de 2011

Fanática y no tanto

Uno de los artistas que más admiro a pesar de que no hace tanto que empecé a seguirlo, Liniers, termina uno de sus libros firmando "Gracias a todos los lectores de Macanudo, hacen que mi trabajo sea este. Nunca imaginé que mi trabajo sería este...
Es difícil explicar el fanatismo, y ni siquiera sé si puedo llamar fanatismo lo que siento por muchos artistas. Lo cierto es que soy de esas personas que se siente feliz cuando consigue una firma, una foto o un saludo de alguien a quien admira, sólo por el simple hecho de tener la oportunidad de expresarle un poco de cariño o de tener un recuerdo de aquél a quien le está tan agradecido.
¿Agradecido por qué? Porque con su arte logra asombrarme o hacerme pensar, hacerme reir, morir de ternura, porque dice cosas que yo comparto de un modo que a mi no me saldría decirlas. Porque me provoca ganas de imprimir sus tiras, de difundir lo que hace para llegar a que a otros se sientan así, que entiendan esa forma de pensar. Por todo eso le estoy agradecida y por eso me resulta extraño (y a la vez no, ya lo voy a explicar) que él aún siga sorprendido porque pudo hacer de su arte su trabajo.
Digo que me resulta extraño porque es muy raro este mutuo agradecimiento, pero también digo que lo entiendo porque, desde el lado del artista, me imagino lo loco que debe ser el hecho de que otros te quieran y te admiren sólo por ser vos, por hacer lo que te gusta.
Yo escribo, canto, actúo, lo hago porque lo siento, porque me sale, porque soy feliz al hacerlo y porque necesito expresarme. Dudo que algo de lo que yo hago pueda provocarle a alguien lo que Liniers y otros artistas provocan en mi. Pero, de repente, veo esa firma y me doy cuenta de que a él le pasa lo mismo, que todavía no entiende cómo hay gente que lo admira del modo en que yo lo admiro. Entonces, pienso, quizás algún día pase. Quizás algún día yo también pueda hacer de esto mi trabajo y no entienda cómo fue que pasó.

miércoles, 27 de abril de 2011

Instantáneas

No sé cómo o por qué, no puedo explicarlo. Pero de algún modo me llega, me saca una sonrisa.
Sin embargo, es todo tan fugaz e ilusorio que en un instante esa sensación se desvanece... y otra vez me encuentro en el vacío.
No me conformo con poco, necesito tanto más, pero al menos eso, una conexión, mínima, imperceptible, eso que está, que aparece porque si. Al menos eso... es el espejismo que ayuda  a seguir avanzando.
Es tan agotadora la búsqueda que a veces es bueno cuando las cosas simplemente se dan.

lunes, 25 de abril de 2011

Estepa


Suele pasarme bajar del colectivo en estos días frescos de otoño y sentirme feliz, invadida por la música en mis oídos, por la promesa del día que recién comienza y todo lo que puede depararme o, simplemente, feliz sin motivos.
También están los días como hoy, donde el mate no es un placer sino un consuelo, la música un calmante, escribir un escape y no un medio para darle forma a la alegría, las ideas y la energía que me desbordan. 
No estoy mal, estoy nula. Sin motivos, sin que nada malo haya pasado. Simplemente estoy.
Estos son los momentos complicados en los que uno no puede decir que está en crisis, cuando lo más simple es barajar y dar de nuevo, sino que todo pasa por una cuestión algo intelectual, del estilo "pensar para dónde ir". Cuando estás muy bien o estás muy mal, todo es cuestión de inercia: dejarse llevar por el impulso de la caída o del salto que te eleva. Cuando estás asi, todo depende de vos, de tus ganas o falta de ellas, de los miedos enfrentados o la cobardía que paraliza, de saberse definir y tomar un rumbo. Últimamente, de algún modo, elijo sufrir por las cosas que no puedo cambiar en lugar de enfocar mi energía en todo aquello que depende de mis acciones. Será cuestión de retomar el curso, de cambiar de actitud. Ahí va.

miércoles, 20 de abril de 2011

Sin sentido (¿O si?)

A veces siento que soñar no sirve de nada. Que es perder el tiempo, que me lleva a un mundo de fantasía y ahí me estanca, dejándome paralizada, en un lugar perfecto pero irreal.
Cuando una persona como yo, que cree que la vida ES perseguir sueños, aspirar a lo más alto, jugársela por lo que se siente, de repente choca con la realidad y empieza a pensar que ninguno de esos sueños es posible, que nada de aquello que anhela va  a cumplirse, que no importa cuánto cree y recree con la mente los posibles escenarios y situaciones, nunca nada de eso va a pasar... todo pierde sentido.
Sé que son momentos, etapas de dudas que hay que pasar y luego todo volverá a ser optimismo y trabajo.
Pero ¿cuál de las dos perspectivas es la acertada? ¿Se puede vivir de los sueños? No lo sé. Ahora que me lo pregunto, sólo puedo responderme esto: se hagan o no realidad, al menos mientras creo en ellos puedo decir que soy feliz. Con eso tengo bastante.

jueves, 14 de abril de 2011

¿Y qué?

No soporto a los tibios. A los "ni fu ni fa", a los indecisos, a los que viven en la inseguridad, a los que no se la juegan ni toman posición.
Porque miedos e inseguridades tenemos todos, pero dejar que eso rija nuestras vidas, paralizarnos en ellos, quedarnos en ese punto intermedio, no porque elegimos los grises o porque hay una opción posible de "llegar a un acuerdo", sino porque no queremos tomar la decisión de elegir una postura, es lamentable.
¿Cuál es el problema? ¿Qué tiene de malo equivocarse? ¿Qué tiene de malo probar una y mil veces, intentar e intentar hasta llegar a encontrar lo que de verdad nos hace felices? Es parte de la vida, un proceso de aprendizaje. Es correr riesgos y sumar experiencias, personas, recuerdos. Es permitirse sentir y vivir en cada emoción, en las lágrimas y las risas, en los momentos compartidos.
Quizás podríamos vivir 200 años si nos la pasáramos encerrados en nuestras casas sin contacto con otras personas, otros lugares, otras cosas... quizás podríamos... ¿vivir?

domingo, 3 de abril de 2011

Nostalgioso de otoño

¿Qué hacer con este sentimiento incomprensible que no puedo controlar? ¿Qué hacer con el vuelco que me da el corazón cuando "revivo" momentos que no viví y siento nostalgia por ellos? Por cosas, expresiones y gente que apenas conocí. Qué hacer cuando extraño un lugar que no es el mío o me parece volver a casa estando tan lejos...
¿Por qué son tan intensos el amor y la nostalgia? El sentirme parte de algo que no es mío. ¿Será que estuve sin estar y sin saberlo? ¿Será que estaré algún día? Será... que a veces me duele un poco y me emociono, me río y esa risa me entristece. Porque soy una más entre tantos, porque no sé cómo o no puedo expresarlo. Porque tantas cosas pero ninguna. Porque lloro y no sé por qué lloro.

lunes, 28 de marzo de 2011

Incontrolable

Me equivoco todo el tiempo. En mil cosas distintas, de mil modos diferentes. Trato siempre de aprender de mis errores, de sacar lo bueno, de no repetirme y de probar, al menos, nuevas piedras.
Pero hay algo, algo que una y otra vez repito, algo que no sé manejar, que me excede. La impotencia de no poder controlar al tiempo, de querer que las cosas sean o pasen YA. Cuando no depende de uno, cuando en el medio hay procesos, trámites, las voluntades de otros... sufro. Sufro mucho, me deprimo, no entiendo nada. No soporto no poder "hacer". ¿Quién inventó la espera? ¿No es mejor ser proactivo, ir al frente, animarse, actuar? ¿¿Por qué hay que tener paciencia?? Ya sé, por experiencia, que no, que no es mejor siempre "hacer". Que a veces hay que dar espacio para que las cosas pasen, que si, la paciencia es una virtud... de la que yo carezco...

lunes, 21 de marzo de 2011

Ni olvido ni perdón

Perdí mi libertad, me capturaron.
Perdí mi rebeldía, me sometieron.
Perdí mi dignidad, me humillaron.
Perdí mi valentía, supe lo que era el terror.
Perdí mi fe en las personas, me torturaron.
Perdí mis convicciones, renegaba de la fe y rogué a Dios.
Perdí mis sueños, mis esperanzas, mis ilusiones, mientras me tuvieron se borraba mi futuro.
Perdí amores, amigos, compañeros, de ayer de hoy y de mañana.
Hoy vivo como cualquiera, muy pocos saben de  ese agujero en mi interior tan pesado de llevar.
Tuve la suerte de no perder la vida, pero tan vacío estaba que me llevó años reconstruirme: hoy, 35 años después, sigo incompleto ¿Cómo alguien podría olvidar o perdonar algo así?

viernes, 18 de marzo de 2011

Dulzura en el aire

Iba sentada en el colectivo con los ojos cerrados, algo adormecida por la música y el calor que el sol del otoño temprano me provocaba al rozarme la cara, sin poder relajarme del todo por la bronca de estar llegando tarde, otra vez, culpa de una mezcla entre mi propia desidia y los problemas de esta hermosa pero superpoblada ciudad.  De repente, perdida en esos pensamientos, me vi invadida por un profundo aroma a miel. No un recuerdo o una sensación, un olor denso que flotaba en el ambiente y me endulzaba el día. Miré a mi alrededor buscando el origen del fenómeno, alguien comiendo un caramelo o alguna de esas galletitas de cereales y miel que están tan de moda. Pero nada...
Todo va a estar bien, sea lo que sea que eso significa.

viernes, 18 de febrero de 2011

Dar espacio

Le di un tiempo determinado. Lo intenté pero, inconcientemente, le puse un plazo. A los 28 años, después de 8 años de facultad, no me recibí y decidí abandonar. Bueno, en realidad hace como 3 años que vengo abandonando de a poco. Sólo desde el año pasado la decisión fue conciente y adrede. Sólo desde hace unos pocos meses puedo expresarlo en palabras.
Le di su tiempo, a veces pienso que demasiado sabiendo que desde el principio mi corazón miraba hacia otro lado. Pero no, está bien, tuvo el tiempo que tenía que tener. Hoy, aunque cada tanto me lo reprocho, no me arrepiento. Sé mucho más de lo que sabía. Pero no sólo en términos académicos (quizás sea de lo que menos aprendí). Sé de la experiencia de la facultad, de cursadas, trámites, parciales y trabajos prácticos. Sé de las cosas que se aprenden más allá de los libros y de la gente que puede marcarte. Pero... no tengo título. ¿Acaso importa?
Desde que decidí dejar la facultad encontré lo que, hoy creo, es mi lugar en el mundo.
No quedan dudas de que, para que lo bueno llegue, hay que dejarle el lugar.

lunes, 7 de febrero de 2011

Contraste

Esperar algo que no llega, buscar algo sin saber exactamente qué es. Esperar o buscar algo aún sabiendo que no tiene sentido... y no saber renunciar a eso. El miedo ridículo a que no llegue, a que no pase, a que no se dé ¡sin saber siquiera de qué se trata!
Los momentos de plenitud resaltan por contraste lo del vacío, aunque sean mínimos, aunque sean pocos, aunque sean necesarios. Porque,, sin importar lo felices que somos, siempre hay algo que falta.

domingo, 16 de enero de 2011

Llueve en verano

Llueve en verano y todo es perfecto: el calor ya no es insoportable, mojarse no es pesado ni molesto. Es más, es un placer. Y al salir de la lluvia te secás enseguida, porque la ropa es liviana. Como las almas que, por algún motivo, también parecen ir más livianas. Será que hay menos personas en la ciudad, todos huyeron a sus vacaciones. Será que hay menos obligaciones por los recesos de verano y las personas tienen más tiempo de ser ellos mismos, de disfrutar y hacer lo que aman. O que no tienen, al menos, tantas preocupaciones.
Es un día ideal para reflexionar sobre tu vida, tus proyectos, los pasos a seguir. Para pensar qué tan delirantes son las ideas que querés llevar a cabo. Qué tan factibles podrían ser. Qué tan dispuesto a arriesgarte por ellas estás. O para tomarse un mate mirando a la lluvia desde la ventanta y no pensar en nada.
Y sabés que mañana, o a más tardar pasado, va a volver el calor, el sol... y el verano será el de siempre.

martes, 11 de enero de 2011

Ansiedad

Qué sensación de encierro cuando uno está donde no quiere estar. No porque lo esté pasando mal o porque esté triste o mal acompañado, sino porque siente desde lo más profundo que debería estar en otro lado. Que se está perdiendo de algo, que lo que quiere o necesita no está ahí donde está uno en ese momento.
Eso muchas veces pasa y uno ni siquiera sabe cuál es ese lugar donde debería estar. Pero cuando lo sabe... cuando lo sabe y no puede ir, o puede pero no todavía... es desesperante. Es una ansiedad que te carcome y te hace sentir que no hay nada que puedas hacer para dejar de sentirla, porque lo único que podría eliminarla sería estar ahí, ahí donde no estás.