viernes, 7 de diciembre de 2012

Humo


Siempre escondo un porcentaje de tristeza.
Pese a eso,
elijo ser feliz.
Cada tanto me pide ver la luz o,
mejor dicho,
que por un rato la acompañe hacia las sombras.
Ahí me quedo, envuelta en el humo
con los ojos abiertos mirando sin ver.
Me mojo los dedos de lágrimas,
escribo en el suelo alguna maldición
y me dejo abrazar... pero no me basta.
De pronto me canso,
doblo despacio toda mi tristeza,
y la escondo de nuevo.
Hasta que sea ella quien vuelva a cansarse.

jueves, 18 de octubre de 2012

Dudas

Si tengo que fingir que no me importa
puede que termine por creerlo.
Entonces me habrás perdido.
Si sigo pensándote a a solas
mientras tus besos se extinguen en desuso
puede que ya no los sienta.
Entonces me habrás perdido.
Si debo ocupar nuestro tiempo
sin palabras caricias ni miradas
quizás ya no pueda liberarlo.
Entonces me habrás perdido.
Si mis miedos y los tuyos se hacen uno
¿Qué nos queda para las certezas?


jueves, 4 de octubre de 2012

Otra opinión (si, una más)

Después de una noche muy de mierda, en la que tuve que esperar al colectivo más de una hora porque los colectiveros hicieron paro ya que a uno de ellos le pegaron, pero nadie avisó nada. En la que, yendo en el colectivo, tuve que soportar a dos imbéciles parados al lado mío escuchando a todo volumen música en el celular al mismo tiempo -los dos canciones distintas ¡Pero venían juntos!-. De soportar no sin miedo que un grupo de subnormales hinchas de fútbol subieran en patota en Liniers, copándolo todo, cantando a los gritos y amenazando, y que luego el taxista me contara un par de barbaridades que sucedieron en el día, llego a mi casa y encuentro a mi abuela viendo el programa de Lanata preocupadísima por la situación del país . Mucha gente en la misma situación que yo se sentaría a mirarlo y diría "Tiene razón, es todo una mierda". Yo, en lugar de eso, me indigné. Me dio mucho asco lo que hace en su programa ese señor.
Yo, que me la paso criticando el modo en que se maneja el gobierno porque no creo que se deba combatir algo de lo que uno se queja utilizando las mismas herramientas. Yo, que no les creo nada de lo que se supone son sus "ideales" y que me quejo del fanatismo ciego y poco reflexivo de muchos. Yo, así y todo, si tengo que tomar posición, prefiero apoyarlo. Dejando de lado los análisis profundos sobre economía, sobre política, sin entender demasiado, hago una ecuación simple: viendo quiénes están de un lado y quiénes están del otro, sin duda alguna sé qué posición tomar.
Porque la inseguridad no es algo de ahora, existió toda la vida y, si es cierto que ahora está peor la cosa, no es producto de los últimos años sino de un proceso larguísimo de gente que creció en la miseria, sin educación ni respeto por el otro. Porque corrupción hubo siempre, toda la vida se tomaron medidas que hundían al país, siempre se metieron con nuestros bolsillos y con nuestros "derechos" y la gente no reaccionaba. ¿Por qué ahora si? ¿No será porque empezaron a meterse también con los intereses y los "derechos" de otros a los que los demás gobiernos no tocaban y éstos reaccionan haciendo públicas esas medidas, criticándolas para mal y generando opinión en contra?
Insisto, yo no les creo, no creo en que sus medidas responden a "ideales". No creo en las figuras de estos políticos como ejemplos de nada. Porque creo que les conviene ese perfil para seguir haciendo muchas cosas que a ellos les sirven.
Otra ecuación simple: si se trata de "fingir" ideales, prefiero que fingan estos. Si se trata de tomar medidas demagógicas, prefiero que sean ventajosas para los que realmente los necesitan. Y, si tienen algo a favor, es que muchos de los que los apoyan SI creen en esos ideales. Y yo, espero sepan disculparme los que no estén de acuerdo, prefiero ponerme del lado de los que no están luchando sólo por SUS derechos, sino por los derechos de todos. Prefiero ponerme del lado de los que quieren que la cosa cambie para mejor para todos, aunque eso implique poner un poquito más de cada uno. Entonces, en lugar de mirar a las figuras de poder que están allá arriba dividiendo al país y peleándose discursiva, económica y mediáticamente, corro un poco la vista y veo quiénes son los que los siguen. Eso me amplía la perspectiva.
Y, si quiero ampliarla aún más, si todos quisiéramos hacerlo, deberíamos ir a las fuentes, a datos concretos, deberíamos saber si hay mayor o menor desocupación en estos tiempos, si hay más o menos chicos yendo a las escuelas, si mejoró la salud, si la industria está creciendo, si en el campo hay más o menos ganancias.
Tantas cosas podríamos averiguar. Y si supieramos que si, que la cosa mejoró, que todas esas cosas fundamentales están mejor ¿Es tan duro pagar el precio de no poder comprar algo que viene del extranjero o de que no podamos comprar dólares? Y si supieramos que algo de todo eso está mejorando y que hay muchísimas otras medidas que tomar que podrían hacer que mejorara aún más, si queremos que mejore el sistema de salud y los planes de educación, el transporte público, el sistema judicial ¿Vamos a reclamar por esas cosas en lugar de quejarnos por todo? ¿Vamos a buscar alternativas?
Digo esto porque el criticar a los que se quejan del gobierno no significa del todo ser oficialista, sino simplemente decir "De la vereda de enfrente no voy a estar, estoy en esta pero estoy para hacerte acordar cuál se el camino que todos los que están en esta vereda elijen" "Estoy para reconocer lo bueno pero también para reclamarte lo que no estés cumpliendo." "Estoy para recordarte que esta gente que está acá es la que te puso ahí."
Y discutir ideas, medidas, no a personas, personalidades, simpatías y simpatizantes.

martes, 18 de septiembre de 2012

Puteando al universo

Estoy desbalanceada, desorientada, desequilibrada, desordenada, desquiciada, des. Me pasa cada tanto, son unos días hasta que me reacomodo. El tema es que esos días se me va por completo la perspectiva y veo todo de otro modo. Hoy no tengo ganas de ser comprensiva, de ponerle onda, de entender el lugar del otro, de preocuparme por los demás. No tengo ganas y me enoja y me duele y se me van más las ganas. Porque cuando uno deja por un rato de ser como suele ser, se da cuenta de que mucho no importa. De que muchos ni se dan por enterados, de que muchos no están para uno si uno no está. De que no se preocupan ni les importa y quizás ni se dan cuenta. Es increíble lo fácil que la gente entra y sale de nuestra vida. Entra, desordena, ensucia, deja algo quizás, y se va. Y por lo general lo sé y no me importa, yo me niego a ser así a pesar de cómo elijan ser los otros. Aunque quizás yo también lo haga sin darme cuenta. Da igual, hoy si me importa. 

martes, 24 de julio de 2012

Tristeza

Obviedad: la tristeza es parte de la vida. Con motivos concientes, sin ellos, cada tanto aparece.
Frase de lugar común: la tristeza tiene que existir porque gracias a ella apreciamos la alegría.

Si, son obviedades, lugares comunes, pero también son verdades. Y también es verdad que estar triste de vez en cuando es inevitable y que sentir, sea cual sea el sentimiento, nos hace dar cuenta de que estamos vivos. Pasar día tras día sin emociones, sin cambios de ánimo, si que nada nuevo pase, es muchísimo peor. Estoy segura de eso.
Entonces, cuando me siento triste, por lo que sea, trato de "disfrutar" de esa tristeza. Y escucho música deprimente, camino lento en una tarde gris, leo poesías suicidas y me torturo pensando en las mil y una cosas que podría hacer para salir de la tristeza y que no hago. Porque sé que no hay opción: después de la tristeza, llega la alegría.

lunes, 23 de julio de 2012

Las cosas que haría

Las cosas que haría si me animara, si no me ganara el miedo, el pudor, la prudencia. La cantidad de cosas que me encantaría hacer o decir y que no hago ni digo, porque no puedo, porque me paralizo.
Sé que muchas veces esos frenos que tengo arraigados me protegen, me resguardan, me impiden llegar a situaciones de las que luego podría salir herida, avergonzada, culposa, arrepentida. Pero ¿Cómo saber cuándo realmente es así? ¿Cómo saber qué tan graves podrían haber sido las consecuencias, qué tan en lo cierto estaba ese instinto que me impidió actuar? ¿Cuánto pierdo por tratar todo el tiempo de no cometer errores de los que podría aprender? ¿Cuánto puedo reprocharme a mi misma por haberme animado a hacer eso que no tenía mucho sentido, que no tenía ningún objetivo claro, pero que tenía ganas de hacer? ¿Cómo encuentro las respuestas a estas preguntas?

jueves, 28 de junio de 2012

Femenino y Masculino

Hace poco, hablando con un amigo, de golpe tuve lo que creí una epifanía ¡Siempre había vivido equivocada!
Le estaba comentando varias cosas que me molestande las mujeres, como lo lo ridículo que me parece que le hagan llevar sus carteras a los novios. ¿Nosotras somos las nabas que necesitan llevar cuarenta mil boludeces que nunca usamos y se las vamos a hacer llevar a ellos? O como cuando se quieren hacer las sexies saliendo en bolas en pleno invierno... ¿Quién se termina cagando de frío por tener que darles la campera? ¡El tipo! Forrassssssssssss.
O yo estaba muy equivocada o las mujeres a través de los años domesticaron demasiado bien a los hombres y terminaron creyendo que algo de todo eso tiene sentido. Entonces me di cuenta de que la boluda, todo este tiempo, había sido yo.
Mi género pasó añares haciéndose las pelotudas, las débiles, las pobrecitas, para que los hombres hicieran todo por ellas ¡Y ellos se lo creyeron! Para peor, se sienten divinos por creerse imprescindibles para la pobre mujer. Y yo vengo a cuestionar toda esa dinámica ¡Qué idiota!
Pero después lo pensé mejor. No puedo prestarme a ese juego, no estoy de acuerdo con los estereotipos de lo femenino y lo masculino. Creo que hay diferencias, asocio a lo femenino con la dulzura y los cuidados y a lo masculino con la ternura y la protección. Sé que suenan parecido, pero para mi que son distintas cosas. También creo que las mujeres solemos ser más complicadas y los hombres más simples.
Más allá de eso, no veo tantas diferencias.
No soy una nena, no soy débil ni estúpida, no quiero fingir nada de eso para atraer a un hombre. No quiero a un hombre que se asuste de mi independencia. Quiero a uno que me ame por ser así. Que entienda que somos pares - una "pareja"- y que no tengo que necesitarlo para quererlo. Porque la clave es esa, , estar unidos por una elección mutua y no por ser dependientes uno del otro. Porque no me parece necesario responder a los roles sociales: ella cocina, él cambia los cueritos de la canilla. Hay parejas que, de casualidad, respondan a esas habilidades. Pero también puede ser que él sepa cocinar y ella cambiar el cuerito. O que los dos sepan ambas cosas y se turnen para hacerlas. O que ninguno sepa hacer nada de eso... hay tantas posibilidades. ¿Por qué limitarse a lo que nos hicieron creer que "debería ser"?
 
 

martes, 15 de mayo de 2012

Ellos

Si por ellos fuera, sacarían de sus vidas a los que andan sin reservas, sin disfraces ni recaudos, sin miedo a conectar ni a ser heridos. Esas personas los espantan, los hacen sentir vulnerables, limitados, encerrados en sí mismos.
Quisieran ser así, libres, mostrarse como son, expresar lo que sienten, devolver el amor que reciben. Amor que no entienden y los conmuve. Pero no pueden, no saben cómo.
Viven de apariencias, desconectados. Sin relaciones reales, sin querer depender de nada ni de nadie y, sin embargo, más dependientes que cualquiera. Tan necesitados y tan mudos. Tan tristes y autoengañados. Tan envueltos en muros y alambrados que sólo logran lastimar a quien se les acerca.
Tan ciegos por propia decisión para no ver lo solos y lo heridos que están.
Porque enfrentarse a ese otro frontal y abierto es enfrentarse a lo que no quieren ver de si mismos.
Porque dar amor implica también saber recibirlo y eso los hace vulnerables.
Por eso sospechan de todo y de todos, por no sospechar de si mismos.

lunes, 7 de mayo de 2012

Nudo

Hay quienes se aman demasiado y no saben amar a nadie más.
Hay quienes no se aman  y no pueden creer que alguien más pueda amarlos.
Están los que arrastran amores no correspondidos y los repiten en cada nueva relación imposible.
Los hay testarudos que aman en vano, no ya a personas incapaces de retribuir ese amor, sino a personas desinteresadas que no lo valoran, no lo quieren ni lo necesitan.
Están los que aman tanto y a tantos que no pueden decidirse y terminan por no amar a nadie.
Los que temen a la soledad y se convencen de que aman.
Los que confunden al sexo con amor, pareja con intimidad. Intimidad con modos de vida.
Hay avergonzados de sus amores y de sus fracasos. Y orgullosos de ambas cosas.
Hay algunos de los que no se puede esperar nada y aún así hay dispuestos a darles todo.
Hay deseosos de amar, amantes sujetos por sus propios límites, tan heridos y contaminados, faltos de ejemplos, incapaces de recibir o expresar amor.
Pero un día, el nudo se desata.



miércoles, 11 de abril de 2012

Oasis y realidad

A veces sucede que,  por un ratito, por unos segudos aunque sea, logramos vislumbrar inesperadamente el modo en que las cosas son como deberían ser siempre. Experimentamos por un momento el oasis en el que la realidad no es ni más ni menos que correcta, precisa, acertada.
Ese instante suele ser tan breve que a duras penas logramos retener la sensación en la memoria, en el cuerpo. Pero con eso basta: ya nada vuelve a ser como era. Todas las cosas que veíamos erradas, que no deberían suceder, pero con las que podíamos convivir a diario como algo sencillamente "impuesto" o inevitable, se nos vuelven insoportables, inaceptables. Necesitamos cambiarlas, corregirlas, ya las hemos visto como se supone que sean ¿Cómo volver al estado anterior?.  Todo se ve desde otra perspectiva, torna hacia otro color, algo más gris, algo más opaco.
Pero queda esa luz... esa luz en algún horizonte que nos recuerda que las cosas pueden ser distintas, que ese alguien, ese dónde, ese cómo, ese cuándo, que ESO existe. Que fue un oasis, no un espejismo.

lunes, 26 de marzo de 2012

Cursi cursi cursi cursiii

Usted sabe -me cuesta disimularlo-
que me cuelgo de su labios
apenas tengo oportunidad.
Que me envuelvo de su espalda
cuando -no- duermo a su lado
mientras respiro ese aire
que se empeña en rechazar.
Usted sabe -como yo también lo sé-
que no se merece tanto
que no vale ni ese llanto
que no me sale llorar
Y que está muy por debajo
de lo que yo me merezco
o al menos es lo que intento
y no me alcanzo a creer.
Pero ¿a quién voy a engañar?
si no hay forma de ignorarlo
que nada tienen que ver
los méritos o fracasos
opuestos complementarios
o compatibles en todo
Será química o capricho
o no tiene explicación
Por más que sienta creerlo
usted no es el indicado.

lunes, 30 de enero de 2012

Dispersión

La vida era un caos en el país de los dispersos. Los trabajos nunca se terminaban a tiempo y constantemente debían ampliarse los plazos.
Las reuniones de amigos se extendían por horas y nunca nadie terminaba sabiendo muy bien qué había sido de la vida de los otros en el tiempo sin verse. Mientras María contaba cómo conoció al chico con el que empezó a salir, Víctor comentaba lo ricas que estaban las empanadas, Fernando recordaba a su abuelo cocinero y ya María se ponía a pensar cuándo sería la fecha de incripción para el curso que quería a hacer... todos saltaban de tema en tema sin poder concluir con ninguno.
Las obras de teatro jamás se representaban completas porque los actores se distraían con detalles mínimos y entonces recordaban otras obras en las que estuvieron y cambiaban sus textos y sus personasjes. Hubo un caso histórico en el que se batió el record de representar fragmentos de 45 obras diferentes en una misma función, varias de ellas en simultáneo (cada actor hacía un personaje de una obra distinta)*. Pero al público no le importaba, la mayoría, antes o después que los actores, ya había perdido toda atención al hilo de la historia conversando con sus compañeros, siguiendo el recorrido de una arañita, contando las lamparitas del escenario o deshilachando las costuras de la butaca de adelante.
El gasto de energía eléctrica era enorme, todos tenían constatemente prendidas la tele, la radio y la computadora, por no poder prestar atención a nada en particular ni a todo al mismo tiempo. Lo mismo pasaba con las cuentas de teléfono, eran extensas y carísimas. Ir a hacer las compras podía llevar días.
Era frustrante, triste y daba enojo no poder dar curso a ningún proyecto ni disfrutar de los acontecimientos más esperados, ni saber nada de la vida de los seres queridos por no poder concentrarse en aquello que se quería hacer. Pero ni los enojos ni las peleas ni las frustraciones duraban mucho tampoco: enseguida la dispersión los distraía impidiéndoles enfocarse en ellas.
Una vez llegó a la ciudad  un músico extranjero para ofrecer un recital (lo cuál, se sabía en todo el mundo, solía ser una gran aventura). No se trataba de un genio ni de una mente particularmente brillante. Simplemente (o no tan simplemente) era un artista. Y tenía una gran ventaja por sobre los locales: capacidad de concentración.
Este músico descubrió que la dispersión no era más que la manifestación de los múltiples matices de personalidad de cada individuo, su necesidad de ser, hacer y estar en todo aquello que fuera de su interés simultáneamente. Descubrió también que, ante determinadas circunstancias, la dispersión no era tanta. Y encontró la solución: si la música calma a las fieras ¿no podría aplacar a los dispersos?
Su ocurrencia lo llevó a realizar un experimento: hizo que un grupo de personas se pusiera auriculares por los que constantemente se escuchaba música. Canciones que todo el tiempo iban cambiando.
Al parecer, esto provocó que las "multiples personalidades" de cada individuo utilizaran como única dispersión a esa música que penetraba directamente en sus oídos, dejando a la personalidad "eje" libre para concentrarse en aquello que pretendía  hacer. Se complicó un poco encontrar un nivel de volumen que no molestara si el objetivo era ver una película, conversar, cantar o tocar un instrumento.
Pero, finalmente, el país de los dispersos se convirtió en el país de los escuchadores.Y todos fueron un poco más felices. Sólo un poco.

* Llevó tres días y cuatro horas para el camarógrafo que filmó el espectáculo y lo revió, realizar el cálculo de la cantidad de obras representadas. Todo el tiempo perdía la cuenta.

jueves, 26 de enero de 2012

Unilateral

Menos mal que aquella vez no me tomaste la mano, creo que nunca habría podido dejarte ir. Hoy vuelvo a encontrarte, tantos años después, tan lejos de ese lugar, y sigo preguntándome quién de los dos perdió. Sigo preguntándome quién fue el cobarde, qué estarías pensando, qué sentiste.
En cualquier circunstancia me habría arrepentido por no haber hablado, por no haberte dicho lo que me pasaba. Porque yo soy así, lo digo y lo hago todo. No me gusta esperar a que las cosas pasen. No me gusta esperar a que el otro se decida, porque quizás no se decida nunca. Y así fue, nunca lo hiciste.
Pero no me arrepiento porque, quién sabe, no hacer nada también es una decisión. Quizás entonces pensé que no valía la pena lograr lo que fuera de vos si no salía de vos mismo. De tus ganas irrefrenables, de tus sentimientos a flor de piel, de tu vencer las dudas y los miedos. Pero no pasó.
Siempre fuiste tan misterioso, tan indescifrable. Como la vez que discutimos porque te exigí algo más en nuestra relación y no estuviste dispuesto a ceder. Me dolió, me enojé tanto que dejé de llamarte, de buscarte, de hablarte por completo. Y desde entonces nunca más nos vimos.
Hasta hoy, cuando el destino vuelve a encontrarnos y nos fundimos en un abrazo en el que te demuestro todo este tiempo de cariño inexpresado. Y vos me mirás, tan sorprendido, con los ojos desorbitados, como si no me reconocieras. Te hacés el desentendido, evitás mencionar mi nombre (sé que para vos debe ser muy doloroso), me tratás como a una extraña. Pero no te culpo. Sé que así te será más fácil volver a olvidarme.

lunes, 16 de enero de 2012

Definiciones

Qué difícil sentirse vacío, insatisfecho, desganado, cuando aparenta tenerse todo. Cuando lo que se quería se tiene, cuando hay amor, cuando se lograron las metas (al menos las más inmediatas). Qué difícil... el vacío parece potenciarse.
Por eso tal vez prefieren esa incertidumbre concreta, las ausencias, los deseos incumplidos. Los prefieren porque sospechan que el resolver las incertidumbres, llenar las ausencias y satisfacer los deseos no va a hacerlos felices. Porque, no nos confundamos, el objetivo es ser feliz.
Sin embargo existe un miedo aplastante, casi paralizante: el de alcanzar eso que tanto se anhelaba y aún así no lograr la felicidad. El darse cuenta de que, en realidad, no saben cómo encontrarla.
Pero, después de todo ¿la vida no se trata de eso? ¿De la búsqueda, más que de las respuestas y de las metas en sí?
Pasa el tiempo y el mundo de posibilidades se achica, todo lo que podíamos haber sido, todo lo que queríamos ser, empezamos a darnos cuenta de que hay cosas que ya no serán. Que otras todavía podrían ser pero seguimos sin elegirlas porque en los sueños eran perfectas pero nos damos cuenta de que no estamos hechos para eso. Y otras tantas están ahí, todavía prometiendo un mundo nuevo a descubrir, y no podemos decidirnos. Porque elegir un camino es descartar a los otros. Es seguir construyendo una vida y destruyendo muchas de las otras posibles. Y de eso se trata. Es que a veces es tan difícil resignarse.

sábado, 7 de enero de 2012

Autoanálisis referencial

Para los que no me conocen y quieren opinar sobre mi, pueden pensar lo que quieran, pero por las dudas les doy algunas pistas:
- No soy una boluda alegre. Soy alegre y ese es mi mayor rasgo de inteligencia. Porque aprendí con experiencias que muchas cosas que parecen terribles no lo son tanto; que otras si lo son y que hay dolores que nunca van a desaparecer, pero que con el tiempo se aprende a aceptarlos y a vivir con ellos.
Que de todo lo vivido uno puede sacar algo bueno, aunque sólo se trate de madurar, volverse más fuerte o empezar a valorar las cosas que de verdad importan en la vida.
Que todo puede superarse a partir de la propia decisión y voluntad, y que todo se supera más fácil cuando la actitud es de alegría y esperanza.
- No soy estúpidamente inocente. Elijo creer en los demás y para mi es un acto de valentía. Porque también sé por experiencia que por lo general es mucho más lo que se gana cuando confiás en alguien y no te defrauda que lo que se pierde cuando alguien te decepciona. Es el riesgo que se corre al relacionarse con otros y eso es algo para mi inevitable, porque lo que se aprende de y lo que uno da a los demás son algunas de las cosas que le dan significado a la vida.
- No me enamoro de hombres complicados porque me gusta sufrir. Sufro porque elijo seguir lo que siento y no elijo estar con alguien sólo por comodidad, por conveniencia o por miedo a la soledad. Porque creo que ese tipo de actitudes son injustas para uno mismo, que se conforma con algo que no lo hace feliz, e injustas para el otro, porque lo someten a estar en pareja con alguien que no le da lo que una persona que de verdad lo ame podría darle.
- No le tengo miedo a la soledad, porque disfruto de mi compañía. Porque me acepto como soy, con mis pocas virtudes y mis muchísimos defectos, y porque elijo conocerme y analizarme, para poder mejorar y crecer.
- Pero, así como disfruto mi compañía, disfruto muchísimo compartir con otras personas. Porque creo que los buenos momentos que uno vive con los demás dejan huellas en uno y en los otros, recuerdos que le dan valor y significado a cada uno de nuestros días.
- Soy muy insegura en algunas cosas y muy segura en otras. Lucho cada día para cuestionar mis seguridades y para vencer mis inseguridades. No siempre lo logro. Como personas, no estamos capacitados para ver todos nuestros defectos ni para sobrellevar todos nuestros traumas, aunque podamos identificarlos. Y a veces ni siquiera eso.
- Puedo parecer egoísta muchas veces, muchas veces de hecho lo soy. Parto de la base de que no puedo ayudar, hacer feliz ni ser querida por nadie si primero no sé ayudarme o quererme yo misma, si no me preocupo también por intentar ser feliz.
Pero tampoco puedo ser feliz si la gente que quiero no lo es, es difícil el equilibrio.
Con todo lo que soy y lo que tengo, puedo decir que lo soy.

Esto lo escribí hace dos días en el colectivo y lo había dejado tirado en el bolso. Después de eso me pasaron varias cosas que hoy me hicieron retomarlo y transcribirlo. Parece que todo de algún modo se relaciona por algo.
Las cosas que escribo, que cuento, son producto de mis experiencias y análisis. Que pueden, muy probablemente lo estén, estar equivocadas, pero que son mis verdades y a mi de algún modo en algún momento de mi vida me sirvieron y me ayudaron a estar mejor. Por eso creo que a alguien más pueden llegar a ayudarle y las comparto. No a todos pueden servirle, no todos entienden, comparten o elijen mi modo de pensar y de vivir, no todos tienen las herramientas para aplicarlo si quisieran. Yo sólo lo comparto.

jueves, 5 de enero de 2012

Pobreciiiiitooooo...

Hoy pensaba en la importancia de la gente con la que uno comparte su tiempo, sus días, su vida. No desde el lugar sentimental o espiritual del que hablo siempre sino desde otro plano más general. Pensaba en lo valioso que es que tus amigos, tus compañeros, tu familia, tus contactos, sean buena gente, bienintencionados, personas pensantes, maduras, frontales, sanas. Cuánto puede cambiar tu día alguien con quien hablar francamente, un mensaje o un mail de un amigo que te dice cosas lindas desde el corazón, alguien que se preocupa por vos y te pregunta genuinamente cómo estás. Gente que te tira para arriba, que te hace crecer, que te aporta cosas buenas desde la inteligencia, el talento o el corazón... o desde todo eso junto.
Qué diferencia hay cuando el entorno es otro, cuando las cosas no se dicen de frente, cuando el chiste es la agresión y el cariño son sólo palabras que no se condicen con los hechos. Cuando las personas no sólo son básicas sino que además no se reconocen como tales y miran con desprecio y con envidia a todos aquellos que los superan de algún modo, sólo porque ellos no están preocupados por o capacitados para superarse a sí mismos.
Es triste y a veces da bronca porque muchas veces la ignorancia acompañada de la falta de humildad y de los buenos sentimientos puede ser muy hiriente. Pero, pensándolo en frío... pobre gente.