lunes, 28 de marzo de 2011

Incontrolable

Me equivoco todo el tiempo. En mil cosas distintas, de mil modos diferentes. Trato siempre de aprender de mis errores, de sacar lo bueno, de no repetirme y de probar, al menos, nuevas piedras.
Pero hay algo, algo que una y otra vez repito, algo que no sé manejar, que me excede. La impotencia de no poder controlar al tiempo, de querer que las cosas sean o pasen YA. Cuando no depende de uno, cuando en el medio hay procesos, trámites, las voluntades de otros... sufro. Sufro mucho, me deprimo, no entiendo nada. No soporto no poder "hacer". ¿Quién inventó la espera? ¿No es mejor ser proactivo, ir al frente, animarse, actuar? ¿¿Por qué hay que tener paciencia?? Ya sé, por experiencia, que no, que no es mejor siempre "hacer". Que a veces hay que dar espacio para que las cosas pasen, que si, la paciencia es una virtud... de la que yo carezco...

lunes, 21 de marzo de 2011

Ni olvido ni perdón

Perdí mi libertad, me capturaron.
Perdí mi rebeldía, me sometieron.
Perdí mi dignidad, me humillaron.
Perdí mi valentía, supe lo que era el terror.
Perdí mi fe en las personas, me torturaron.
Perdí mis convicciones, renegaba de la fe y rogué a Dios.
Perdí mis sueños, mis esperanzas, mis ilusiones, mientras me tuvieron se borraba mi futuro.
Perdí amores, amigos, compañeros, de ayer de hoy y de mañana.
Hoy vivo como cualquiera, muy pocos saben de  ese agujero en mi interior tan pesado de llevar.
Tuve la suerte de no perder la vida, pero tan vacío estaba que me llevó años reconstruirme: hoy, 35 años después, sigo incompleto ¿Cómo alguien podría olvidar o perdonar algo así?

viernes, 18 de marzo de 2011

Dulzura en el aire

Iba sentada en el colectivo con los ojos cerrados, algo adormecida por la música y el calor que el sol del otoño temprano me provocaba al rozarme la cara, sin poder relajarme del todo por la bronca de estar llegando tarde, otra vez, culpa de una mezcla entre mi propia desidia y los problemas de esta hermosa pero superpoblada ciudad.  De repente, perdida en esos pensamientos, me vi invadida por un profundo aroma a miel. No un recuerdo o una sensación, un olor denso que flotaba en el ambiente y me endulzaba el día. Miré a mi alrededor buscando el origen del fenómeno, alguien comiendo un caramelo o alguna de esas galletitas de cereales y miel que están tan de moda. Pero nada...
Todo va a estar bien, sea lo que sea que eso significa.