domingo, 28 de noviembre de 2010

La música

Una voz se eleva llevada por la adrenalina que queda en el cuerpo después de la función. Otra voz se suma... y otra... y otra... no tarda en aparecer el bombo o el redoblante, los platillos, quizás una guitarra, las palmas... la música, siempre uniéndonos. Todo el resto sobra.
En la voz se manifiesta el alma, por eso los gritos pidiendo justicia, las canciones de protesta, las puteadas que descargan dolores, los sapucays como la alegría que se eleva estallando en el aire.
Y la unión magnética, inconciente e inevitable de las personas que se unen sin necesidad de nada más que una pasión en común. Nada la hace sentir más comprendida, más contenida, más feliz, que el encontrarse con gente con la cuál compartir esa especie de magia que se lleva en la sangre y que te rige la vida en cada latido. La música, siempre y por siempre la música.

viernes, 12 de noviembre de 2010

De luchas y vidas perdidas

Leyó con sed, con curiosidad, con avidez y, en el tiempo exacto que tardó el colectivo desde que subió hasta que bajó, terminó el libro. Una historia que son muchas historias, historias que continúan hasta hoy en cada uno de los sobrevivientes. Y lloró con congoja, dolor, indignación. Lloró por el miedo y el espanto que le causa darse cuenta de que no hay límites para la crueldad humana. Lloró de bronca por la falta de justicia. Lloró como cada vez que siente repetirse esas monstruosidades cuando alguien las revive en un relato, un escrito, una película.
Saber que en otros tiempos no tan lejanos, tener ideas, leer un libro, ayudar o incluso sólo conocer a alguien podía significar, con suerte, la muerte. Sin ella, las peores torturas seguidas o no de la muerte. En esos tiempos eran muchos los que se animaban a correr semejantes riesgos sólo por vivir como pensaban. Se vivía y se moría por eso.
Todavía están acá esos hechos, la sangre, las heridas abiertas. Todavía están, no son pasado. Quizás nunca lleguen a serlo mientras exista alguien que se preocupe por recordarlos y mientras alguien más se conmueva al conocerlos. Ojalá así sea.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Todavía me emocionan ciertas cosas...

Hoy ella soy yo, porque hay cosas de las que me gusta hablar sin desdoblarme en este juego que inventé para que me fuera más fácil expresarme.
Hoy soy yo quien se refiere a la muerte del ex presidente Néstor Kirchner de un modo personal, por todo lo que este acontecimiento me llevó a reflexionar.
Hay muchas cosas de las que se dicen, tanto a favor como en contra, con las que no coincido. Tenía y tengo, frente a su gestión y a su persona, una posición bastante neutral.  Pero lo que pasó en estos últimos días fue algo que me sorprendió mucho y al mismo tiempo me llenó de esperanzas. Porque, si bien es cierto que no estoy de acuerdo con varios de los motivos por los cuáles muchos lo admiran, lo seguían y lo lloran, me provoca cierta, por llamarlo de algún modo, alegría, ver que todavía hay tanta gente que elige creer. Tanta gente que se involucra, que se ve afectada por asuntos de militancia, de ideologías, de proyectos. Tantos que dijeron y dicen ¡Fuerza Cristina! pensando en la persona, en la mujer que perdió a su compañero de vida y de lucha de tantos años, pero también en la Presidente que hoy debe seguir adelante con sus deberes, acechada por tantos buitres, por tantos contras y tantos problemas. Me asombré al darme cuenta de cuántos conocidos se sumaron al dolor general, algunos de las cuáles nunca hubiera sospechado tales sentimientos.
Me emocionan las personas, las ganas de formar parte, las palabras de apoyo y la congoja. Me emocionan porque significa que todavía podemos ser muchos para algo bueno, todavía podemos unirnos en lugar de seguir por la vida con anteojeras dejando que el techo se derrumbe sobre nosotros y haciendo de cuenta que no pasa nada. Entre todos podemos, esa es hoy la mayor certeza entre tanta incertidumbre.