martes, 24 de julio de 2012

Tristeza

Obviedad: la tristeza es parte de la vida. Con motivos concientes, sin ellos, cada tanto aparece.
Frase de lugar común: la tristeza tiene que existir porque gracias a ella apreciamos la alegría.

Si, son obviedades, lugares comunes, pero también son verdades. Y también es verdad que estar triste de vez en cuando es inevitable y que sentir, sea cual sea el sentimiento, nos hace dar cuenta de que estamos vivos. Pasar día tras día sin emociones, sin cambios de ánimo, si que nada nuevo pase, es muchísimo peor. Estoy segura de eso.
Entonces, cuando me siento triste, por lo que sea, trato de "disfrutar" de esa tristeza. Y escucho música deprimente, camino lento en una tarde gris, leo poesías suicidas y me torturo pensando en las mil y una cosas que podría hacer para salir de la tristeza y que no hago. Porque sé que no hay opción: después de la tristeza, llega la alegría.

lunes, 23 de julio de 2012

Las cosas que haría

Las cosas que haría si me animara, si no me ganara el miedo, el pudor, la prudencia. La cantidad de cosas que me encantaría hacer o decir y que no hago ni digo, porque no puedo, porque me paralizo.
Sé que muchas veces esos frenos que tengo arraigados me protegen, me resguardan, me impiden llegar a situaciones de las que luego podría salir herida, avergonzada, culposa, arrepentida. Pero ¿Cómo saber cuándo realmente es así? ¿Cómo saber qué tan graves podrían haber sido las consecuencias, qué tan en lo cierto estaba ese instinto que me impidió actuar? ¿Cuánto pierdo por tratar todo el tiempo de no cometer errores de los que podría aprender? ¿Cuánto puedo reprocharme a mi misma por haberme animado a hacer eso que no tenía mucho sentido, que no tenía ningún objetivo claro, pero que tenía ganas de hacer? ¿Cómo encuentro las respuestas a estas preguntas?