viernes, 23 de abril de 2010

Mirada otoñal

Llega tarde al trabajo, a las corridas, como siempre. El apuro no le permite ese caminar lento que tanto disfruta, la respiración profunda, las sensaciones persistentes.
No tiene importancia. Las imágenes bastan, el frío rozándole la piel, las hojas secas renovando veredas y un viejo que las peina buscando embellecer al barrio.
La mayor parte de los árboles aún conseva sus copas casi intactas, verdes y frondosas, pero entre los huecos que empiezan a formarse el sol pasa apenas cálido, llenando todo de una luz enmarcada por las sombras que los propios rayos forman en su camino.
Todo es transición, armoniosa convivencia. Todo parece indicar que este viernes otoñal en Buenos Aires fue hecho para que Ella lo viera y se sintiera viva y feliz. Suena egoísta, es egoísta. Pero ese lugar, en ese momento, es sólo suyo.

domingo, 4 de abril de 2010

Silencio

No me pidas que te diga con palabras
lo que ya dicen mis labios y mis manos
no te ahogues de ansiedad e interrogantes
ni hables tanto que me dejes sin espacios
No preguntes si ya sabés la respuesta
porque afirmar lo afirmado es negativo
cuando el crimen está hecho y tan resuelto
no hacen falta testimonios ni testigos

Cuántos hay que hablan tarde y nadie escucha
tantos otros no hablan nunca y ni se inmutan
cuántos dicen y hacen luego lo contrario
o con el tiempo sus palabras mutan
yo prefiero decir sólo lo que siento
en el preciso momento en que lo siento
un cuerpo desnudo no desnuda al alma
ni un alma desnuda desnudará al cuerpo
tal vez, sólo tal vez...