lunes, 18 de agosto de 2008

Luz

Antes de que existieras (sobre la tierra, al menos), lo único que había era "el resto de mundo" y yo. A mí no me importaba lo que pasara en el mundo, ni al mundo le importaba lo que me pasara a mí. Hacía lo que quería, o lo que me salía, sin mayores consecuencias. A nadie podía afectarle lo que me pasara tanto como a mí. Lo que sucediera, mas allá de eso, no cambiaría mi vida. Y, si lo hacía, no sería radicalmente.
Pero un día, después de un proceso que podría juzgar fugaz e incomprensible, te tuve en mis brazos. Y todo se detuvo. Todo perdió importancia. Todo perdió el sentido que, aunque lo desconociera, creía que tenía.
Los frágiles lazos que me unían con el resto del mundo se rompieron, sólo pude verte a vos. Cualquier cosa que sucediera alrededor fue importante sólo si de algún modo te afectaba o se relacioaba con vos.
Entonces dejé de ser la que era, la que tenía miedo de perderlo todo por tenerte, la que le temía a esa enorme responsabilidad. El miedo a perder lo que para mí era importante se fue, porque nada siguió siendo tan importante como vos. Tuve que correr el riesgo. Sólo una vez que me atreví a ese compromiso de por vida, llegó la paz. Recién cuando pude sentirte, mirarte a los ojos, pude ver.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Cuentos solitarios VII (El final… ¿o el principio?)

Es el turno de ella. Que lo entiende, que ella nunca pudo olvidar los días que estuvieron juntos en la secundaria. Que, no hace mucho, también lo amaba o creyó amarlo. Pero eso pasó, como seguramente se le pasará a él. Porque no puede arriesgarse a tenerlo como pareja, que no resulte, y perder así algo que funciona tan perfectamente como lo que tienen. Algo tan puro y duradero. Porque no está en un momento para relaciones, quiere ser egoísta, dedicarse sólo a ella misma y a su carrera.
Le dice que si él necesita un tiempo para distanciarse y acomodar sus sentimientos, va a respetarlo. No quiere por nada del mundo dejar de ser lo que son el uno para el otro, pero mucho menos quiere verlo sufrir.
Entonces él se da cuenta de algo. Ella le habla como si le hubiera contado que está enamorado de la vecina. Le habla igual que siempre, con la misma naturalidad y dulzura.
Recién en ese momento entiende que nada va a cambiar lo que tienen. Que, más allá del amor que ahora siente por ella, comparten una especie de “enamoramiento” el uno por el otro que siempre estuvo y siempre estará.
Ya tiene su respuesta, y tanto tiempo sufriendo se devela como vano. Nada fue tan dramático, tan drástico, tan terrible. No llegará a su casa siendo el hombre más feliz del mundo, pero tampoco el más triste. Ahora sabe que hay una parte de ella que le pertenece y seguirá siendo suya a pesar de todo.
Puede ser simplemente que éste no es el momento indicado. Que el momento indicado lo haya perdido cuando ella lo amaba y él ni se enteró.
O que, en realidad, ese momento todavía no llegó…

lunes, 4 de agosto de 2008

Cuentos solitarios VI (Anteúltimo “capítulo”)

Se saludan efusivamente, eligen la mesa de siempre, no paran de hablar. Se ponen al día con las escasas novedades. Ordenan la comida, cada uno prueba del plato del otro.
Ella está relajada, disfrutando como cada vez que se juntan.
Él también está disfrutando, pero está nervioso. Tiene un nudo en la garganta porque no sabe cómo comenzar con lo que tiene que decir. Porque con el correr de la noche el miedo crece cada vez más: las dudas, la inseguridad, el temor de que ésta sea la última vez en que puedan estar juntos sin sentirse incómodos, desorientados. Si ella lo rechaza, no sabe si podrán continuar siendo amigos. Después de situaciones como esa las personas comienzan a sentirse extrañas entre ellos, pierden la familiaridad. No soportaría que eso pasara. Puede sobrellevar el no estar juntos, puede escucharla hablar de otros hombres, pero no podría perder esos momentos únicos que tienen. Soporta que le cuente sobre sus relaciones porque sabe que, no importa con quién esté, nadie va a ocupar en su vida el lugar que él ocupa. Sea el que sea, nadie puede sacarle su lugar.
Piden el postre, es el momento. Lo dice todo torpemente, de forma entrecortada, volviendo sobre sus palabras, corrigiéndose. En tanto tiempo de silencio se acumularon demasiadas palabras. Y ahora todas juntas se estrellan sin violencia sobre el rostro sorprendido de ella, que no alcanza a responder nada porque no le da tiempo.
Por fin se siente vacío de secretos y calla. El silencio parece eterno.

sábado, 2 de agosto de 2008

Cuentos Solitarios V

Por fin llegó la hora. Cada uno en su casa, preparándose para salir. Ella piensa que será una más de las tantas salidas juntos: la conversación, las risas, las confesiones. Realmente necesita eso.
Él sabe que, a partir de esta noche, las cosas van a cambiar. Para bien o para mal, pero van a ser distintas. No se atreve a imaginar quién será cuando regrese a su casa, si se sentirá el hombre más feliz del mundo, o el más derrotado y vacío.
Pero vale la pena resolver esa incógnita. Ya se tomó demasiado tiempo para "preservar la amistad". Ya se justificó de todas las formas posibles por no tener el valor de enfrentarla. Se acabaron las excusas.
Entre tanto pensamiento el viaje se hizo más corto que de costumbre. Increíblemente, él llegó primero. Y mientras se apoya contra la pared del bar y enciende un cigarrillo, la ve llegar...

viernes, 1 de agosto de 2008

Cuentos Solitarios IV

Se levanta temprano, lo mata la ansiedad de pensar que hoy será el día esperado. No sabe cómo puede reaccionar, qué es lo que ella siente, pero al menos va a animarse a decir por fin lo que a él le pasa. Tenga el resultado que tenga, siempre es un avance salir de esa situación que no lleva a ningún lado. Un amor en secreto que no se vuelve realidad pero que tampoco muere… no puede ser sano.
La llama y, como siempre, estaba durmiendo. Le encanta su voz de dormida a la mañana, no ve el día en que despierte a su lado. ¿Faltará poco para eso? ¿O será que eso no va a pasar?
En todo caso, a partir de esta noche, dependerá de ella.

jueves, 31 de julio de 2008

Cuentos solitarios III

Atiende el teléfono todavía aturdida por el sueño. Él tiene esa costumbre de llamar a cualquier hora, sin importar qué día sea. Ese sábado no es tan temprano, pero ella habría preferido seguir durmiendo un rato más. Igual no puede enojarse, de algún modo él siempre logra hacerla reír y olvidar los berrinches.
Si supiera lo importante que es para ella…bueno, lo sabe, se lo dice todo el tiempo. Él es su confidente, su compañero, es parte suya.
Ella nunca pudo olvidar esos pocos días, cuando eran chicos, en que fueron “pareja”. Pero él era tan pendejo… seguro ya lo olvidó.
Sin embargo, pasó mucha agua bajo el puente, mucho tiempo, otras personas. Ambos cambiaron. Y ya no lo ve del mismo modo. Aunque podría…pero no.
Siempre creyó una idiotez eso que veía en las novelas, lo de las personas renunciando al amor por miedo a “perder la amistad”. Pero ahora lo entiende.
Ella no está para relaciones “amorosas” y no podría permitirse arruinar todo con él. No se imagina la vida sin su presencia.
De acuerdo, esta noche se juntan, hace mucho que no se ven. Pero a comer nada más, nada de trasnochar, que ella el martes tiene un exámen y si se acuesta tarde pierde el domingo durmiendo. Eso, que sea una cena tranquila.

lunes, 28 de julio de 2008

Cuentos solitarios II

Él es un artista que se siente… no, que se sabe incomprendido. La gente no disfruta las artes plásticas como lo hace con la música, la literatura, el teatro. No, muy pocas personas lo entienden. A él no le importa demasiado. Le duele, pero aprendió a vivir con eso desde que descubrió su vocación. Y en cada cuadro, en cada escultura, deja una parte de sí.
No tiene mucho más que sus obras, un trabajo que no lo satisface, un sueldo que apenas le alcanza para cubrir los gastos del departamento que comparte con su amigo, y un auto destartalado que es una bendición. Gracias a él soporta ese trabajo chato y sin futuro, al menos viaja tranquilo escuchando la música que le gusta. Sale con tiempo, para no amargarse por el tránsito, y se relaja en su viejo refugio con ruedas.
El reconocimiento por su arte, el día en que pueda vivir de ello, no le preocupan. Está convencido de que llegarán con el tiempo, y no va a permitirse bajar los brazos.
Sólo una cosa le inquieta el alma. Esos ojos… esa personita que le alegra la vida, ya no puede recordar desde cuándo. Alguna vez, cuando eran compañeros en la secundaria, algo pasó entre ellos. Unos cuantos besos, un par de semanas de “estar saliendo”.
Pero a esa edad las cosas no se ven claras, y sólo ahora, después de tantos años de amistad, él puede reconocer que la ama. Ella ni siquiera debe recordar esos días de “romance”, pero ahora que él siente lo que siente volvió a vivirlos como los más felices.
Y ya no aguanta. Se ven muy poco por tantas obligaciones, y él la extraña demasiado. Está decidido: mañana se animará a confesarle su amor.

domingo, 27 de julio de 2008

Cuentos solitarios

Ella abre la puerta de su casa después de un largo rato buscando las llaves en su enorme y sobrecargada cartera. Reflexiona sobre la exagerada cantidad de elementos de “supervivencia” que considera imprescindible llevar consigo cada vez que sale, supone que se debe a que, en algún lugar de sí misma, posee cierto instinto de niña exploradora.
Entra a su casa, deja la cartera y el abrigo sobre una silla, y toma el teléfono. Ordena comida porque tiene hambre y es tarde, porque sabe que van a tardar en traerla. Lo suficiente como para tener tiempo de darse un buen baño antes.
Piensa en todas las cosas que debería haber hecho hoy y no tuvo tiempo de hacer. Tanto trabajo no puede estar bien. Enciende la tele y entra al baño. No importa que no la vea, necesita ese ruido detrás de la puerta entreabierta. Esa es una de las ventajas de estar sola: dejar la puerta abierta al ir al baño, la tele prendida a todo volumen, andar desnuda por la casa…
Un pantalón de joggin y un buzo sin lavar, el pijama tendrá que esperar a que llegue la comida. Nada demasiado frito ni lleno de grasa, pero tampoco lo suficientemente sano, después de todo, quién sabe cómo lo habrán hecho.
No es que no sepa cocinar, o que no le guste. Disfruta preparase un buen plato y sentarse tranquila a saborearlo. Pero últimamente no puede hacerlo muy seguido, es difícil conjugar el trabajo, la facultad, la familia, los amigos. Menos mal que está sola, no tiene idea de cómo se las ingeniería para tener alguien más en su vida. No, definitivamente no hay lugar, no es el momento indicado. Es cierto que extraña los llamados, los mensajes, las salidas. Extraña tener “esa persona especial” y ser eso mismo para alguien. Pero la facultad de medicina y las prácticas en el hospital no son para cualquiera, y ella tiene prioridades. No va a estar lista para encontrar a la persona indicada si ella misma no es quien quiere ser. Si no hace lo que ama.
Mientras tanto, no muy lejos de ahí, alguien sueña con sus ojos. Y se decide: mañana se animará a confesarle su amor.

jueves, 24 de julio de 2008

Una de chicos

Afuera llovía. Martín miró por la ventana e hizo “puchero”.
-Yo quería ir a jugar con los chicos, ¡ufa!
La mamá lo miró con ternura, la decepción de su nene le partía el alma.
- Bueno, ¡deciles que vengan a tomar la merienda a casa!
- ¡Pero nooo mami! ¡yo quería ir a jugar al fútbol a la canchita!
- Bueno Tincho, pero no se puede, está lloviendo.
- Si, ya sé – dijo el nene con voz burlona- ¿pero por qué no podemos ir a jugar igual? ¡es agua nada más!
- No Martín, no es sólo el agua. Está refrescando, vas a correr, vas a transpirar, y con el frío y todo mojado te vas a agarrar una flor de gripe.
- ¡UFA!
Tincho sabía que su mamá tenía razón, que hacía frío y podía enfermarse. Y que a sus amigos tampoco los iban a dejar ir. ¡Pero él iba a abrigarse! ¿Cuántas veces la lluvia sorprende a la gente por la calle, se mojan todos y aún así no se enferman?
Entiende que los grandes quieren cuidarlo, de toooodo. Pero por culpa de eso pierden el sentido de la diversión, los invade una constante preocupación hasta por las pavadas más grandes.
Se prometió que cuando creciera no iba a dejar nunca que la lluvia le arruinara ningún plan. Y lo hace. Los días más lluviosos y de frío, se toma un colectivo y va al cine. Aunque haya una llovizna molesta, se queda en la playa hasta última hora. Y así siempre. Al ir creciendo se dio cuenta de que muchas de las cosas que opinaba de chico fueron cambiando, modificándose por las nuevas experiencias y conocimientos.
Pero eso no. Esa es una batalla que el pequeño Martincito logró ganar.

miércoles, 23 de julio de 2008

Perritos

Perritos de todas las razas, mezclas y colores. Suavecitos,dulces,con los ojitos cerrados, abiertos, jugando, durmiendo. Unas cositas chiquitas que dan tanta ternura que es increíble. Una habitación llena de perritos, y en el medio Ella. Tan despreocupada, tan feliz. Una sensación plena que la invade de tibieza, olorcito a vainilla y sabor a chocolate. Un sueño maravilloso.
Entonces despierta, con esa sensación de alegría todavía en el alma y en el cuerpo.
Es cierto, era sólo un sueño. Pero lo que siente le es familiar...es lo que le pasa cada vez que está con él.

martes, 22 de julio de 2008

Y bueno...

Los últimos días se resistió a escribir. Aunque es algo que disfruta, y que se prometió hacer aún sin inspiración: s-entarse y dejar que las ideas fluyan hasta la pantalla. Sin tanto análisis, sin juzgarse.
Pero el viernes tuvo una conversación que le hizo recordar lo que pensaba originalmente de los blogs, y la hacía desistir de tener uno. Ella no quería convertirse en una más de las muchísimas personas denominadas “bloggers”, que se la pasan escribiendo sobre cosas que sólo le interesan a ellos y, con suerte, a la gente que los conoce. Se negaba a volverse uno de esos escritores amateurs sin talento que escriben buscando descubrir, con la reacción de los demás ante sus escritos, que en verdad son genios
incomprendidos con “público” propio.
Es por eso que en los últimos días no pudo actualizar. Cada vez que pretendía sentarse a escribir, los prejuicios e inseguridades personales volvían a asaltarla.
Pero hoy vuelve, porque se da cuenta de que es algo que le gusta hacer, sin importar que lo haga bien o mal, ni que lo lean o no. Finalmente sí es una más, queriendo sólo expresarse.

jueves, 17 de julio de 2008

Santa Colaboración

Ya se habló de que Ella es egoísta. De que no le gusta hacer nada si no siente verdaderos deseos, ganas, si no tiene verdadera intención de hacerlo. No le gusta sentirse obligada. No es algo de lo que se sienta orgullosa, más bien la avergüenza. Sin embargo, cree que de ese defecto se deriva una virtud: no es hipócrita. Prefiere evitarse la actitud de “Santa Colaboración” si no sale de sí misma. Puede que su mano no sea la primera en ofrecerse para dar una ayuda, pero cuando lo hace, es sinceramente, sin refunfuñar por dentro ni guardarlo para “futuros reproches”. Por eso tampoco le pide nada a nadie, y detesta cuando los demás eligen hacer cosas por ella sin sentirlo, porque sabe que después viene la echada en cara, ¡por algo que Ella ni siquiera pidió! Alguna vez le dijeron que es mejor hacer las cosas con desgano que no ayudar. Ella no lo cree así, pero… ¿quién puede saberlo?

miércoles, 16 de julio de 2008

Ayyyyyyy, qué regalar…

Hacer un regalo suele ser difícil. Excepto en esas poco habituales situaciones en las que uno ya sabe qué es lo que el homenajeado tanto desea y tiene la posibilidad de obsequiárselo, se hace complicado. Es que, a menos que sea un regalo por compromiso, uno espera poder demostrar con un objeto, un gesto o una sorpresa todo el cariño y el amor que siente por la persona en cuestión. ¿Suena a pedir demasiado, no? Peor aún, si lo que se intenta es ser original. Es que hay personas más difíciles que otras. A algunos ya sabés que les encanta la ropa y, aunque parezca un regalo muy común, no va a ser necesario que pienses en otra cosa, con eso tenés garantizada su alegría. Pero hay otros… tienen de todo, o lo que les falta prefieren comprárselo ellos, o no tienen gustos demasiado explícitos ni declarados. ¡Te desorientan por completo! Entonces uno se quema la cabeza pensando y pensando hasta que, de casualidad, se le ocurre algo que “cree” podría gustarle. Sí, es difícil. Pero pocas cosas son tan lindas como regalarle a un ser querido algo que lo sorprenda y lo haga feliz.

lunes, 14 de julio de 2008

Qué semanita

Esta es para Ella una semana complicada. Y eso que acaba de empezar.
Es sólo que no puede, no sirve, no le sale, manejar muchas cosas al mismo tiempo. Necesita estar organizada, darle a cada cosa su espacio, su tiempo de preparación (mental y “técnica”), su lugar. Necesita su momento para estar sola, el de sentarse a comer tranquila, el tiempo para disfrutar con amigos, con la familia, la lucidez para hacer bien su trabajo o para planificar las tareas de la facultad, para estudiar el texto de teatro, para acomodar la ropa, los papeles, las cosas que tiene que llevar al otro día, y muchas horas para hablar y llenar de besos a su “Él”. Ah, si! también necesita hacerse un momento para revisar los mails, actualizar el blog, chatear con sus amigas, llamar por teléfono para pedir turno con algún que otro médico y anotar todo lo que hizo en el día en su agenda. ¿Mencioné las horas de televisión y de viaje entre lugar y lugar a los que va a hacer sus “cosas”? No, ¿no? Y bueno, no puedo estar en todo.

domingo, 13 de julio de 2008

Cena para uno

Tirada en la cama mirando la tele, con una copa de vino en la mano, se sentía dentro de una película. Quiso pedir entonces comida para la cena y, para no romper la ilusión, decidió ordenar algo más “sofisticado” que la simple pizza de cada domingo. El sushi le pareció una buena opción, pero sólo por una cuestión de imagen. Y también un lujo que podía darse sólo por hoy, estando sola. La situación no estaba para costear ese tipo de comida para cuatro. Además era una experiencia nueva, no sabía si toleraría toda una cena con eso como único plato.
Era una noche extraña, pero tener esa sensación era algo habitual en ella. Lo que no es más que una paradoja, cuando la extrañeza se vuelve una repetición. Pero así se sentía. No es que todo estuviera fantástico, quizás era ella la que estaba bien. Claro que no del todo, uno no puede sentirse perfectamente si las personas que a uno le importan no se sienten del mismo modo. Más allá de eso, tenía la necesidad de agradecer, de celebrar por las cosas buenas de su vida. Y así intentó hacerlo, con ese extraño ritual, esa “cena romántica” con Ella misma. Brindó por todo eso que la hace feliz, a lo que a veces le resta importancia, cuando decide hundirse en sus pensamientos más pesimistas y absurdos. Afortunadamente, en esos momentos siempre recuerda que uno nunca está del todo bien o del todo mal para siempre. Son ciclos, hay que adaptarse, y vivir cada uno de la forma más intensa.

viernes, 11 de julio de 2008

Ese virus maldito

Los celos, como suelen decir, son una enfermedad. Es algo que se te mete en el cuerpo y te estruja el alma, te devora las certezas. Justificados o no, se vuelven un motivo de angustia y de desconcierto.
Ella no suele ser celosa. No porque sea muy segura de sí misma, sino más bien porque confía mucho en los demás, sobre todo en él. Aún así, el virus de los celos también la ataca (nadie está excento de eso).
Odia tener que reconocerlo, porque ser celoso es perder el control del propio razonamiento, suele ser un sentimiento basado en suposiciones y no en la certeza y en la lógica. Pero le sale así. Entones comienza otra duda:decir o no lo que uno siente. Ella lo dice. Cree que es lo más sano, pero no lo hace por eso. Lo hace porque no sabe callarse nada.

miércoles, 9 de julio de 2008

Sin pensar

No piensa, deja que las palabras fluyan. Que caigan sus dedos sobre el teclado con lo primero que le viene a la cabeza.
Son muchas las cosas que ocupan su mente. En este momento, la peor es la que tiene que ver con su futuro como estudiante. Últimamente el tema "facultad" la estuvo rodeando mucho. Varias personas conocidas se recibieron, o están a punto de hacerlo, y Ella, que siempre vió tan lejano el fin de sus estudios, se plantea todo el tiempo la necesidad de ponerle más ganas. De llegar a ver por fin el resultado de tantos años de cursada. Pasó los últimos años haciendo sólo lo mínimo necesario para no sentir que estaba abandonando, siempre con la idea en la cabeza de que el futuro se presentara con una oportunidad salvadora en lo que de verdad es su vocación, para permitirse dejar del todo. Pero sabe que las oportunidades no se presentan solas, "mágicamente". Entonces queda siempre a mitdad de camino, entre poner sus energías en la carrera, o ponerlas en buscar esa ansiada chance en su profesión.Las dos cosas al mismo tiempo no se puede. ¿Pero por qué no una, y después la otra? Porque le da miedo, le da miedo que los caminos que la vida le pone adelante la terminen alejando de lo que siente que ella es en realidad. Y sigue quedando a mitad de todo.

martes, 8 de julio de 2008

Un mes es demasiado

En un mes pueden pasar demasiadas cosas.
Cuando, por ejemplo, uno compra en enero entradas para un recital que es en julio, parece que falta demasiado tiempo. Sin embargo, sin siquiera darte cuenta, ese día tan esperado llega. Es como si los días pasaron volando y seis meses no fueran nada. Del mismo modo, cuando uno mira hacia atrás, parece que las cosas que pasaron hace apenas 30 días sucedieron hace un montón. Da la sensación de que ese mes duró mucho más que los 6 que pasaron mientras se esperaba el recital. El tiempo transcurre siempre a la misma velocidad pero, cuando se mira para atrás,todo parece mas lejano. A Ella le pasaron, desde hace un mes hasta hoy, un montón de cosas. Cosas buenas, malas, cosas "neutrales".Su vida se fue modificando, sus ámbitos, su rutina. Es increíble.
Sin embargo, lo más importante sigue constante: los seres queridos (¡y se agregaron más!)

El amorrrrrs

Trata de no hablar de su pareja, sabe que él prefiere conservar su intimidad como algo único para ellos dos. Pero a veces Ella necesita comentarlo, decirle a todos lo feliz que es cuando están juntos, haciendo las cosas más sencillas, mirando una película, tomando algo en un bar, caminando por la calle. Es lógico, cuando uno tiene una relación y una persona a su lado tan especial, quiere contárselo a todo el mundo.
Da miedo sentirse así de unido con alguien, necesitarlo, extrañarlo, agradecerle cada momento de su día que comparte con vos. Asusta, hay tormentas, dudas, falta de experiencia.Pero hace poco un amigo le preguntó si era mejor "pájaro en mano que cien volando". Y Ella no dudó. Porque cuando uno está con alguien que vale tanto y te hace feliz, cualquier otra posibilidad deja de existir.

domingo, 6 de julio de 2008

Yo payaso

Estuvo repartiendo globos vestida de payaso en una exposición para madres y chicos. Hace tiempo tenía ganas de hacer algo así, ver qué se sentía, si era capaz, si se animaba. La mayoría eran nenes chiquitos, que apenas hablaban, y se quedaban mirándola sorprendidos ante esa cara llena de maquillaje y colores. Algunos un poco asustados, otros con asombro, otros fascinados con el globo. Pero una nena, muy chiquita, la miró muy fijo. Por un momento no supo qué hacer, después pareció que estaba a punto de llorar. Ella le dio el globo, le tiró un beso, y la nena sonrió. Pasó del susto y el desconcierto a la alegría. Ya estaba cansada, le dolía la cara de tanto sonreír, las piernas de recorrer los pasillos con actitud “payasesca”. Se dio cuenta de lo agotador que era ese trabajo. Y sin embargo, ese sólo gesto, justificó la tarde.

jueves, 3 de julio de 2008

Hay gente que es mala

Hay gente que es mala. Hay chicos agresivos, personas desconsideradas, viejos de mierda. Están los egoístas, los crueles, los incapaces de sentir empatía, de identificarse con el otro. Están los que son así por naturaleza, por crianza, por ignorancia, y los que son así porque no les queda otra. Porque se cansaron de estar a la defensiva, del esfuerzo cotidiano que implica aguantar y aguantar los malos tratos y la indeferencia ajena (que también es una agresión). Porque ser buena persona es un trabajo. Pero lo es más aún cuando uno no solo tiene que luchar con los propios instintos, que implican siempre imponer la propia voluntad, sino también con las malas actitudes de los demás.
Ella quiere ser cada día mejor, pero le cuesta, le cuesta mucho.

miércoles, 2 de julio de 2008

Aguasfuertes porteñas por Ella

Sentada en el primer piso del local de comidas rápidas mira pasar los autos a través de la ventana. Los auriculares que compró por $3.5 hacen mucha interferencia o directamente no transmiten sonido alguno, y tiene que hacer malabares para poder escuchar por la radio el recital gratuito de la vuelta de los Cadillacs. No es fanática, pero le gusta la banda. Son parte de su historia, y de la de tantos otros.
Los únicos que verdaderamente trascienden, los que se mantienen vivos aún después de muertos, son los artistas. Sobre todo los músicos. Cada vez que escucha una canción de Fredy Mercury piensa por qué los grandes tienen que morirse antes de tiempo. Le hubiera gustado tanto ir a un recital suyo. Su música no pasa de moda, y cada vez que lo oye Ella siente que se llena de alegría.
A su alrededor hay gente comiendo hamburguesas, gente comiendo medialunas y tomando café con leche en vasos grandes de cartón. Como el que ella tiene en su mesa y acaba de tomar. Por algún motivo lo bebió tan rápido que no lo disfrutó. Quizás tendría sed.
¿Por qué la gente elige estos lugares para tantas cosas diferentes? No son más baratos (a veces hasta son más caros), ni verdaderamente tan rápidos.
Será porque nadie te molesta y te podés sentar a pasar el tiempo. A pesar de que siempre hay personas alrededor, todo el tiempo tratamos de aislarnos...

martes, 1 de julio de 2008

La imbecilidad humana

Ella está en un ciber, revisando mails, chateando, pasando el tiempo. Dos máquinas a su izquierda, un borrego energúmeno jugando quien sabe a qué se la pasa insultando en voz alta a algún hipotético enemigo. Ella no puede con su alma, la altera, la exaspera la imbecilidad humana. Del otro lado de los cubículos, una vocecita femenina le grita al idiota que se calle. Recibe como respuesta un "chupame la p..." y otras frasesitas del mismo estilo. A Ella le gustaría pararse y decirle todo lo que se le cruza por la cabeza No entiende cómo alguien puede ser tan limitado, y aún así creerse importante, tan prepotente y a los gritos. Tiene ganas de decirle cuán estúpido demuestra ser con esas exhibiciones públicas de "no me importa nada" y "acá el que manda soy yo". Pero no lo hace. Porque, lamentablemente, no se puede razonar con alguien así. Porque en esta época cualquiera se puede cruzar con algún loco por la calle, ya nadie mide las consecuencias de sus actos. Y prefiere no decir nada, aunque se atraganta con su opinión.

domingo, 29 de junio de 2008

Memorias de papel (o digitales)

A mucha gente le pone triste, melancólica, no le gusta mirar fotos viejas. A Ella le encanta. Ver ese reflejo tan patente del paso de la vida, los cambios de color de pelo, de peinado, de peso, los rostros aniñados que van convirtiéndose en adultos. No le parece que eso sea deprimente, más bien lo ve como un testimonio de que uno está haciendo algo importante con su tiempo. Que está viviendo momentos que merecen ser recordados, que se rodea de gente que vale la pena volver a ver, aunque sea en fotos. Pero, sobre todo, son maravillosas cuando uno puede observar a través de ellas la constancia de las personas con quien comparte su vida. Cómo puede verse de chiquita junto a algunos, y después de grande con esas mismas personas, haciendo otras cosas, pero todavía juntos. Esas relaciones que crecen con nosotros son las que de verdad valen la pena. Las que soportan los cambios del paso de la edad, las que se suman a los nuevos proyectos y a las nuevas personas. Ella agradece a las fotos por dejar pruebas de cuán valiosos son.

sábado, 28 de junio de 2008

La ley del menor esfuerzo

Ella tiene la tendencia constante de hacer sólo las cosas que le exigen menos trabajo. Sus actividades favoritas son las que no le demandan esfuerzo. Y cuando algo se torna un poquito más complicado de lo normal, pierde el interés. Es por eso que no disfruta la facultad: no importa cuán interesante le resulte una materia, siempre le parece torturante tener que sentarse a leer por obligación. No le gustan el trabajo, y tampoco le gusta sentirse obligada a nada. Pero eso es otro tema. Hoy estamos con su inclinación hacia la ley del menor esfuerzo.
Por esta forma de ser que tiene se desorienta, se desilusiona y se tiene poca fe con la vocación que lleva en el alma. Porque Ella quiere ser, se siente, actriz. Y con esa elección se metió en un problema. Nada define cuándo alguien es “actor”. ¿Cuando se recibe en el IUNA? ¿Cuando trabaja de eso? ¿Cuando al público le gusta? No tiene parámetros, no sabe cómo hacer las indicaciones que le da el director, no tiene formas de compararse con otros. Acá se le presenta el problema más difícil porque, una de las cosas que más quiere hacer, es una de las que menos le sale con facilidad.

sábado, 21 de junio de 2008

Tiempo de parciales

Tiempo de parciales, finales, entrega de TP´s. Sólo los estudiantes pueden comprender lo que eso significa. Ella, que siempre se cuestiona si de verdad quiere seguir esa carrera, se pone de muy mal humor en esta época. No puede considerarse "estudiante", Ella no estudia más que lo mínimo indispensable. Y se avergüenza de su mediocridad. Si tan sólo encontrara una alternativa, algo que sí disfrutara estudiar. ¿O será que estudiar no le gusta a nadie? Porque andan todos con cara de dormidos, con bronca por no poder hacer de su tiempo lo que quieran, por no poder cumplir con los amigos, con su familia o con las actividades que en realidad los satisfacen. Aunque claro, obtener buenos resultados después del esfuerzo también es satisfactorio. Desearía poder tener esa voluntad de intentarlo.

jueves, 19 de junio de 2008

El precio más alto

Hoy se pasó el día rodeada por bolsas de grandes marcas. Todas esas cosas que siempre había visto a través de vidrieras, y que casi nunca anheló comprar, hoy estuvieron en sus manos. Una vez más comprobó algo que ya sospechaba: la gente con dinero pierde la coherencia, el sentido común. Ropa, carteras, zapatos, botas, accesorios, todos a precios inverosímiles. ¿Cómo lograron hacerles creer que algo de marca es de calidad? Es cierto, a veces un poco más caro es mejor, ¡¿pero tanto?! No entiende cómo puede parecerles lógico gastar $55 pesos en una pulsera que no es más que algunos pedazos de acrílico unidos por elásticos. Esa misma pulsera, en cualquier negocio, se puede comprar a $10. Pero claro, la meten en una cajita con la marca impresa y automáticamente aumenta 5 veces su valor. Se vuelve un artículo refinado y de buen gusto. Ella piensa si el que te sobre la plata te vuelve propenso a desperdiciarla, a pagar de más por cualquier cosa, sólo porque querés y podés. Y se indigna. Ya lo leyó alguna vez no recuerda dónde: “Si alguien tiene de sobra seguramente se apoderó de algo que le correspondía a otro”.

miércoles, 18 de junio de 2008

El valor de la moneda

No, no se preocupen. No voy a hablar de nuevo de la podrida situación nacional, ni de macroeconomía. Me refiero a las monedas, esas cosas redonditas de metal que suelen tener, más allá de su valor material, un valor de cambio en el mercado. Esas, esas mismas que solíamos “apropiarnos” de chiquitos, cada vez que nos mandaban a hacer los mandados, y que alegraban con su tintineo metálico los bolsillos de nuestros guardapolvos o uniformes escolares. Las mismas que hoy, a pesar de tener que usar un mínimo de $4 por día debido a los viajes en colectivo, no consigo por ningún lado.
No hace mucho tiempo, cuando tenía que gastar $6 (¡seis!) por día en viajes, solía recorrer los diferentes bancos de mi zona laboral tratando de conseguir una buena cantidad de monedas. Porque, además, mi jefe me pedía que le consiguiera para él. No obstante, he logrado irme en algunas ocasiones con hasta $20 de monedas en mi poder. Cantidad que me duraba como muuucho, 3 días, dependiendo de mi vulnerabilidad ante el pedido desesperado de los quiosqueros cada vez que iba a comprar algo: ¿50 cvs. no tenés?.
Pero hoy, después de casi dos semanas de andar garroneándole las monedas a mi madre o a mi abuela, revisando sus bolsillos, su cartera y todo posible escondite. Después de andar calculando, cada vez que iba al quiosco, qué cuernos debía comprar para que no les quedara otra que darme el vuelto en monedas, y en una cantidad suficiente para que me alcanzara para el viaje (cosa que se vuelve cada vez más difícil, considerando lo CARAS que están las golosinas), fui a TRES bancos, y sólo en uno de ellos me dieron $3 en monedas. Entonces me pregunto: si no las fabrican porque el material del que las hacen es más caro que su valor simbólico ¿¿Por qué no se dejan de joder y las hacen de plástico?? Ah no, cierto, no es muy ecológico…¡¡de madera!! Ah , no, tampoco… Má si, que piesen los del gobierno la solución, total están tan al pedo…

lunes, 16 de junio de 2008

Feriado atípico

El país está en llamas. Están los que protestan a favor del campo, los que protestan en contra, a favor del gobierno, en contra, y todas las combinaciones posibles entre esas opciones. Porque no todos los que están en contra del gobierno están a favor del campo, ni todos los que están en contra del campo están a favor del gobierno, y así. También están los que protestan sin saber por qué, pero están hartos de todos los otros que están protestando. Y están los que quieren cerrar los ojos y no saber nada más de todo este quilombo. Al mismo tiempo, hay desabastecimiento de alimentos, de combustible, la gente cada vez viaja peor en los transportes públicos, los sueldos no alcanzan para nada, y los medios se la pasan hablando de los sentenciados del programa del Cabezón descerebrado. Cadenas de mails, de mensaje de texto, llenos de teorías de conspiración, de argumentos descabellados presentados como grandes descubrimientos político-económico-sociales. Cuánto más sencillo sería todo si TODOS dejáramos de HABLAR AL PEDO, y de protestar SIN OBJETIVOS NI RECLAMOS PUNTUALES.

domingo, 15 de junio de 2008

Los espacios personales

Le gusta estar sola. Necesita mirar la tele, escuchar música, hablar por teléfono, SOLA. Necesita su propio lugar, que no haya gente todo el tiempo a su alrededor invadiendo sus espacios. No es que no disfrute compartir tiempo con ellos, es sólo que no quiere sentirse obligada a hacerlo.
Quiere hacer lo que tiene ganas, cuando tiene ganas, sin depender de lo que los demás estén haciendo.
Se sabe egoísta, fácilmente alterable, prácticamente incapaz de tener en cuenta necesidades ajenas. ¿Pero acaso el resto tiene en cuenta sus necesidades?
No hace nada por nadie, pero tampoco pide que hagan nada por ella. ¿Es eso peor que hacer favores y esperar que después le hagan favores a uno? Es una respuesta que nunca pudo darse.

sábado, 14 de junio de 2008

Metamorfosis

"La estrategia(...)" cambia de nombre, pero no de estilo. Seguirá siendo un completo desorden de reflexiones, cuentos y comentarios de la vida cotidiana. Lo que salga, bah.
No se lo pierdan, va a estar buenísimo (en fin... va a ser lo de siempre).

Pequeños conejitos lectores

Desde muy chiquita, el conejo descubrió el placer de la lectura. Pasaba horas y horas leyendo libros e historietas. Quedaba como fuera del mundo, no escuchaba nada y nada a su alrededor existía más que la historia en la que se sumergía. Era mágico.
Hoy ya no tiene tanto tiempo para leer. Pero tampoco encuentra tantas cosas que la fascinen como antes. Quizás porque ya no está decubriendo el mundo del mismo modo (aunque siempre quedan cosas nuevas por conocer). Pero tiene otra respuesta, que cree más acertada. Lo que leen los adultos siempre es un poco más serio, más aburrido, menos mágico. Repiten las mismas cosas que los libros para chicos pero de un modo algo más complejo, o intentan siempre dar consejos sobre cómo vivir, cómo ser más feliz, y cosas por el estilo. Cosas que deberían haberse aprendido de chico, y que al conejo le suenan repetidas. Por eso adora los libros para chicos, y le gustaría escribir para ellos. Porque recuerda haberse prometido nunca llegar a ser adulta. Porque, a pesar de que ya lo es, no quiere perder los juegos, los sueños, lo cuentos de hadas.

jueves, 12 de junio de 2008

Esos días...

Hoy el conejo tuvo uno de esos días en los que no hay tiempo de nada. No hay tiempo para hablar con las personas que quiere, no hay tiempo para sentarse a comer tranquilamente, ni tiempo para salir a tomar aire. No hay tiempo para nada, mas que para lo que hay que hacer SI O SI. Usualmente esto pondría al conejo de un humor insoportable, generando en su interior una especie de olla de presión, una de esas que usaban las abuelas y que tenían como un cuchuflito por donde salía el vapor con toda la furia. Pero hoy no, hoy estaba contenta haciendo lo que hacía, y el tiempo se le pasó sin darse cuenta. Tal vez sea que su ánimo en general mejoró, o el entusiasmo de lo nuevo. Pero mientras dure... ¡¡¡wiiiiiiiiii!!!

miércoles, 11 de junio de 2008

Los cuentos del conejo

Apareció caminando, como perdida en el pasillo de la facultad. Ése no era su lugar. Hacía rato que no podía explicarse para qué iba. Pero seguía haciéndolo. Ahora las presiones aumentaban, empujándola por ese rumbo. Le daba mucho miedo dejarse llevar y olvidar sus propios caminos.
Se lo había contado llorando y, aunque no recordaba cómo, él la había hecho sentir mejor. Siempre lograba eso. Quizás sólo con escucharla.
Pero ahora no estaba. Al menos no como antes. Y no sabía si volvería a estar. Y lo extrañaba tanto, tenía ganas de abrazarlo y terminar con esa tristeza. Tenía ganas de apoyarse en ese rincón de su pecho que eligió como propio, y que la hacía sentir segura. No quería irse a dormir de nuevo con la tristeza de no haber escuchado su voz.
Por eso no sólo estaba perdida en ese ámbito. Su mirada estaba extraviada. No se encontraba a sí misma.
Tratando de organizar su nueva rutina, descubrió que sería difícil administrar su tiempo y su dinero de manera que ambos le rindieran. A quién no le pasa. Seguía tratando de anular sus pensamientos, las lágrimas que inesperadamente intentaba surgir en sus ojos, y que ella detenía apenas a tiempo. No podía permitirse llorar porque quería tener esperanzas. Aunque se anuncie una tormenta, nadie abre el paragüas si no comienza a llover. A veces, no llueve. Por eso prefiere esperar, siempre queda algo de fe.
¿A quién, más que a mí, puede importarle todo esto? ¿Para qué contarlo?, pensaba. Pero su mano no detenía la escritura. Esperaba el regalo de no tener clases para seguir sumergida en su delirio.
El país está en llamas aunque no lo veamos. Ya lo demostró el humo que nos inundó. Se ríe de haber caído en un lugar tan común. Ella misma es un lugar común. Poco importa, sólo quiere expresarse. Y aunque todo se desvanezca en el incendio imaginario, sólo puede mirarse a sí misma. Analizar sus propios sentimientos. Y los de él, aunque sea equivocadamente.
Muchos otros antes habrán sufrido tanto o más que ella. Y salieron adelante. Muchos en ese mismo momento, muchos en el futuro. Aún así, no quiere tener que superarlo. Considera innecesario estar pasando por eso. Porque no importa cuánto uno planifique o mire a futuro, las cosas pasan como tienen que pasar. Mientras ellos destruyen sus mentes y almas tratando de evitar daños peores, como si pudieran evitarse. Como si supieran qué daño puede ser peor. Como si pudieran asegurar que lo que tratan de evitar fuera a pasar. Ponen en riesgo todo lo que tienen.
Ella está sentada en el pasillo vacío de la facultad. Él está en un aula, rodeado de gente, con sus pensamientos quién sabe dónde. Al menos se tienen el uno al otro.

martes, 10 de junio de 2008

Padres e hijos

Cómo cuesta hablar con los padres. El conejo es muy comunicativo. Le cuenta todas sus cosas a casi todo el mundo. Menos a su mamá. Sabe que hablar con ella le hace bien, e incluso muchas veces necesita su abrazo, sus consejos. Pero nunca le cuenta nada. Ella conoce apenas los detalles más importantes de su vida, porque a veces son tan intensos que no puede disimular o esconderlos como a sus otros problemas.
Y es tan bueno poder hablar con los padres (mamá o papá), escuchar sus experiencias, sus consejos aunque no querramos tomarlos. Nadie se alegra tanto con nuestra felicidad o sufre tanto con nuestras penas como ellos, deseando poder evitárnoslas. Tal vez por eso el conejo no hable tanto con su mamá. Quizás no quiere hacerla pasar por la impotencia que le da no poder evitarle el llanto.

lunes, 9 de junio de 2008

Las primeras veces

Las primeras veces son muuuy difíciles. No estoy diciendo nada original.
El conejo tiene la tendencia a querer salir corriendo en cada nueva situación. Una imperiosa necesidad de tomarse el primer micro que salga y huir despavorida. Si total para qué, que no voy a servir, que no me va a gustar, que le voy a caer mal a todo el mundo, que no va a salir, que TODO va a ser un desastre.
Afortunadamente su nivel de locura no llega tan lejos y, a pesar de su exacervado pesimismo, sigue adelante con las nuevas experiencias. Y resulta. No siempre a la perfección, no es que salga todo maravillosamente. Pero sabe que lo intenta, sabe que puede aprender, que puede llevarse bien con las personas, que siempre hay lugar para lo desconocido. Y que, por un rato, puede dejar de pensar.

domingo, 8 de junio de 2008

La ficción en la vida del conejo

El conejo ve tele, muuucha tele. Vio prácticamente todas las series que existieron y existen al menos una vez. Conoce sus argumentos, sus personajes y conflictos. La entretienen, la divierten, y, aunque parezca mentira, le enseñan muchas cosas. Ver otros estilos de vida, otras personalidades, otras relaciones humanas, aunque sea en ficción, le ayuda a tener otro análisis, otro entendimiento de sus propios problemas. Es conciente de que no son personas reales pasando por problemas reales, que las situaciones son exageradas en dramatismo, emotividad o que son transformadas al grotesco para volverlas graciosas. Aún así, detrás de ello siempre entran en juego verdaderos sentimientos. Los de quienes escriben, los de quienes dirigen, los de los mismos actores. "Vivir" otras vidas a través de la ficción puede ser muy útil, pero sólo para llevar adelante nuestras propias vidas. De nada sirve quedarse sentado frente a la televisión todo el día, si no nos atrevemos a tener nuestras propias experiencias.

sábado, 7 de junio de 2008

Personas valiosas

Las amigas del conejo son como ángeles. Aparecen en su vida de repente, como por arte de magia, cuando más las necesita. Se preocupan por ella, la escuchan, le aconsejan, la ayudan a reflexionar o simplemente la entretienen. Se interesan por sus cosas, le cuentan lo que les pasa y le prestan atención como si tuviera algo importante que decirles, le hacen sentir que las ayuda. La vida es mas fácil gracias a ellas.
El conejo tiene también una familia con gente increíble en quienes sabe que puede apoyarse. Pero no lo hace. No porque no pueda hablar con ellos, sino porque prefiere preservar ese lugar. Guardarse ese rinconcito en donde puede fingir que no pasa nada, que está todo bien. Y aunque ellos sepan que no lo esté, aunque se preocupen y quieran saber lo que le pasa, se lo respetan. Ellos también le facilitan las cosas.
Hasta de los malos momentos se saca algo positivo. Saber lo afortunada que es por la gente con la que cuenta.

viernes, 6 de junio de 2008

Preguntas sin respuestas (o "el desencadenante")

Escrito el lunes 02/06 a la tarde

El conejo estuvo solo mucho tiempo. Supo lo que era sentirse rodeada de parejas que se aman, y preguntarse ¿cuándo me va a tocar a mí?. Preguntarse ¿cómo se hace para que esa persona que vos elegís te elija también? Ahora que sabe lo que es tener "alguien especial" a su lado, se da cuenta de que son preguntas que no tienen respuestas. Simplemente pasa, y es tan difícil de entender.
Lo único que tiene claro es que a veces, con la cotidianeidad, y por más que agradezca cada día el tener a su lado a esa persona que le alegra la vida, que la hace sentir única, necesitada, querida, suele olvidar lo mágico que fue el que eso haya pasado. Lo inexplicable e inesperado de esa llegada a su vida. Piensa en esto con tristeza, porque uno nunca sabe cómo va a terminar todo: ¿será el quién me lastime? ¿Seré yo quien lo abandone a él? ¿O seguiremos cada vez mas juntos, superando estapas?. Considera la última opción muy poco probable, y eso le destroza el alma. Por eso trata de no pensar demasiado en el futuro. Para no dejar de disfrutar el presente, y para no asustarse ante la perspectiva de volver a estar sola. Porque sabe que no hay métodos para que algo tan hermoso se produzca nuevamente, mas que esperar.

Pesadilla I

Siente que despierta de un mal sueño. O tal vez no. Cuando las pesadillas se mezclan con la realidad, sólo queda continuar soñando y ver como termina todo. Si tan sólo pudiera seguir durmiendo.

Trampa para conejos

El conejo está atrapada. Atrapada escuchando cosas que ya escuchó decenas de veces y que nunca aprendió del todo. Encerrada en un aula cuando preferiría estar en cualquier otro lugar. Acorralada entre sus deseos y los mandatos sociales, familiares, y los suyos propios. Por la culpa de la oportunidad despediciada que no muchos tienen. Por el desconcierto al no saber en qué aplicar sus propias capacidades inutilizadas. Por la incertidumbre entre lo que desea y sus propios límites. Por su falta de decisión ante sus necesidades opuestas. El tiempo invertido en vano, la ausencia de resultados.

jueves, 5 de junio de 2008

El síndrome del sueño constante

El conejo se duerme. Se duerme todo el tiempo. En el colectivo, parada, sentada, en el subte, frente a la computadora, sola, acompañana, SE DUERME. Sufre del síndrome del sueño constante, ese estado permanente de somnolencia causado por un exceso de actividades y la falta de tiempo para hacerlas. Demasiada cantidad de horas de trabajo, de cursada en la facultad, de estudio (bueno, en el caso del conejo no tanto), ¡de viaje!, sumadas a las de las actividades que cada uno realiza por gusto personal, dan como resultado unas... ¿4, 5 horas de descanso diario?
Eso no le alcanza ni al conejo ni a nadie y, sin embargo, aún los días que llega a su casa con mas tiempo para acostarse temprano, no lo hace. Resigna horas de sueño a cambio de la sensación que le produce estar tranquila en su casa, mirar la tele, escuchar música, hacer cualquier cosa que le permita creer que todavía, en algún momento del día, lo que hace no está determinado por su obligaciones, sino por su propia decisión.

miércoles, 4 de junio de 2008

Los cambios de etapa

El fin de la primaria (o el polimodal), de la secundaria, los cambios de trabajo. Todas circunstancias en las que se produce una especie de "reacomodamiento" interno. El conejo tiene miedos, tiene dudas, tiene un montón de sentimientos mezclados. Está feliz, pero piensa en todas las cosas buenas que le dejó la etapa anterior. La experiencia, la gente especial de la que se hizo amiga, ¡el haber conocido a su r´ata! Piensa también en otra cosa, en el cambio de rutina. Los tres colectivos de ida y los tres de vuelta, la gente, los lugares a los que iba todos los días. Esas cosas cotidianas que uno incorpora con tanta naturalidad que parece que van a ser parte de nuestras vidas permanentemente. Maldito capitalismo, ¡el trabajo no es la vida! A no ser que uno logre un trabajo que realmente disfruta. Todos deberían aspirar a eso. El conejo lo sabe, y lo seguirá intentando.

martes, 3 de junio de 2008

EL defecto

Puede que muchos no se identifiquen en este tema, pero la realidad es que el conejo padece, entre todos sus defectos, uno que reconoce y detesta: la soberbia. No importa cuán presente lo tenga e intente evitarlo, de un modo u otro las situaciones y sentimientos ajenos se le presentan como una realidad única y tangible. Cree y se convence de que entiende por completo los problemas de los demás, incluso más que los propios protagonistas. Opina, da consejos y analiza, como si de sí misma se tratara. Como si fuera cierto que uno puede ponerse 100 % en los zapatos de otro. Asume que la perspectiva desde donde ve todo es la correcta, pero critica a quellos que sólo pueden ver a través de sus propios ojos. No es hipocresía, es convencimiento de que (a diferencia de la del resto) su mirada es amplia y abierta, e ignorancia de que, por mucho que esto fuera cierto, nunca puede dejar de pensar desde sí misma.
Pero, aunque a algunos les moleste esa forma de ser, lo peor de todo es: a ella misma le complica la vida.

lunes, 2 de junio de 2008

La Rebelión del Conejo

El conejo es tranquilo. Quiere una vida en paz, y es feliz con las cosas más ínfimas. Como una canción que le gusta en la radio mientras va al trabajo, un mensajito tierno o el mate cocido calentito los días de frío.
Pero así como se alegra con pavadas, se pone de mal humor por idioteces. Pasa del estado de mayor felicidad, a la miseria mas espantosa, sin razón aparente. Le trabaja demasiado la cabeza. A veces sabe los motivos de esa ciclotimia. Otras veces, ni siquiera lo imagina.
Pero cuando sí los conoce, cuando entiende el por qué del repentino cambio en su estado de ánimo, la rebelión del conejo se desata. Se subleva contra las injusticias (contra lo que, cree, son injusticias), ensaya grandes discursos tratando de que otros conozcan y entiendan su causa, o simplemete provoca una tormenta de insultos al cielo y al infierno que, lejos de ser una descarga, le demuestran cuál inútil es la queja por sí misma. Entonces, después de la indignación, la furia mal contenida que termina en llanto, todo sigue como siempre. Y se sienta a esperar que su ánimo cambie, nuevamente, por sí solo. Eso sí, aunque casi nunca obtenga resultados, un conejo rabioso asusta.

domingo, 1 de junio de 2008

¿Estratega? Pfffffffffffff...

Esteeee... se supone que en la primera entrada se explica cuál va ser el contenido del blog, ¿no?... mmmm... La realidad es que, como dice el título, no soy NADA estratega. Antes de hacer algo, reflexiono demasiado, le doy mil vueltas a las cosas. Finalmente, termino haciendo lo que me sale. Así, de impulsiva nomás. Si es que, por fin, decido hacer algo.
Es por eso que este blog probablemente termine siendo un registro cotidiano de las "situaciones coyunturales" de mi vida. Pero no importa, por algo tengo que empezar. Ya irá tomando forma. Puede que éste sea el comienzo de mi cambio. Hacer las cosas, sin pensar tanto. Esa va a ser La Estrategia del Conejo.