miércoles, 2 de julio de 2008

Aguasfuertes porteñas por Ella

Sentada en el primer piso del local de comidas rápidas mira pasar los autos a través de la ventana. Los auriculares que compró por $3.5 hacen mucha interferencia o directamente no transmiten sonido alguno, y tiene que hacer malabares para poder escuchar por la radio el recital gratuito de la vuelta de los Cadillacs. No es fanática, pero le gusta la banda. Son parte de su historia, y de la de tantos otros.
Los únicos que verdaderamente trascienden, los que se mantienen vivos aún después de muertos, son los artistas. Sobre todo los músicos. Cada vez que escucha una canción de Fredy Mercury piensa por qué los grandes tienen que morirse antes de tiempo. Le hubiera gustado tanto ir a un recital suyo. Su música no pasa de moda, y cada vez que lo oye Ella siente que se llena de alegría.
A su alrededor hay gente comiendo hamburguesas, gente comiendo medialunas y tomando café con leche en vasos grandes de cartón. Como el que ella tiene en su mesa y acaba de tomar. Por algún motivo lo bebió tan rápido que no lo disfrutó. Quizás tendría sed.
¿Por qué la gente elige estos lugares para tantas cosas diferentes? No son más baratos (a veces hasta son más caros), ni verdaderamente tan rápidos.
Será porque nadie te molesta y te podés sentar a pasar el tiempo. A pesar de que siempre hay personas alrededor, todo el tiempo tratamos de aislarnos...

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