domingo, 27 de julio de 2008

Cuentos solitarios

Ella abre la puerta de su casa después de un largo rato buscando las llaves en su enorme y sobrecargada cartera. Reflexiona sobre la exagerada cantidad de elementos de “supervivencia” que considera imprescindible llevar consigo cada vez que sale, supone que se debe a que, en algún lugar de sí misma, posee cierto instinto de niña exploradora.
Entra a su casa, deja la cartera y el abrigo sobre una silla, y toma el teléfono. Ordena comida porque tiene hambre y es tarde, porque sabe que van a tardar en traerla. Lo suficiente como para tener tiempo de darse un buen baño antes.
Piensa en todas las cosas que debería haber hecho hoy y no tuvo tiempo de hacer. Tanto trabajo no puede estar bien. Enciende la tele y entra al baño. No importa que no la vea, necesita ese ruido detrás de la puerta entreabierta. Esa es una de las ventajas de estar sola: dejar la puerta abierta al ir al baño, la tele prendida a todo volumen, andar desnuda por la casa…
Un pantalón de joggin y un buzo sin lavar, el pijama tendrá que esperar a que llegue la comida. Nada demasiado frito ni lleno de grasa, pero tampoco lo suficientemente sano, después de todo, quién sabe cómo lo habrán hecho.
No es que no sepa cocinar, o que no le guste. Disfruta preparase un buen plato y sentarse tranquila a saborearlo. Pero últimamente no puede hacerlo muy seguido, es difícil conjugar el trabajo, la facultad, la familia, los amigos. Menos mal que está sola, no tiene idea de cómo se las ingeniería para tener alguien más en su vida. No, definitivamente no hay lugar, no es el momento indicado. Es cierto que extraña los llamados, los mensajes, las salidas. Extraña tener “esa persona especial” y ser eso mismo para alguien. Pero la facultad de medicina y las prácticas en el hospital no son para cualquiera, y ella tiene prioridades. No va a estar lista para encontrar a la persona indicada si ella misma no es quien quiere ser. Si no hace lo que ama.
Mientras tanto, no muy lejos de ahí, alguien sueña con sus ojos. Y se decide: mañana se animará a confesarle su amor.

1 comentario:

Evangelina Bussolino dijo...

Nos perdimos de algo? o es solo un cuento?