martes, 1 de julio de 2008

La imbecilidad humana

Ella está en un ciber, revisando mails, chateando, pasando el tiempo. Dos máquinas a su izquierda, un borrego energúmeno jugando quien sabe a qué se la pasa insultando en voz alta a algún hipotético enemigo. Ella no puede con su alma, la altera, la exaspera la imbecilidad humana. Del otro lado de los cubículos, una vocecita femenina le grita al idiota que se calle. Recibe como respuesta un "chupame la p..." y otras frasesitas del mismo estilo. A Ella le gustaría pararse y decirle todo lo que se le cruza por la cabeza No entiende cómo alguien puede ser tan limitado, y aún así creerse importante, tan prepotente y a los gritos. Tiene ganas de decirle cuán estúpido demuestra ser con esas exhibiciones públicas de "no me importa nada" y "acá el que manda soy yo". Pero no lo hace. Porque, lamentablemente, no se puede razonar con alguien así. Porque en esta época cualquiera se puede cruzar con algún loco por la calle, ya nadie mide las consecuencias de sus actos. Y prefiere no decir nada, aunque se atraganta con su opinión.

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