viernes, 21 de mayo de 2010

Gastronomía onírica

Se descubre perdida. Otra vez el mareo, la desorientación. Ella se recuesta sobre una sábana tibia y se envuelve en sueños de mieles y soles y vinos dulces. Levita sobre música, reposa, respira sabores. Se sabe perdida pero no le importa, se deja llevar.
En otros tiempos, lágrimas y risas atrás, echó raices en una amargura casi imperceptible. Más tarde se mudó a una llanura de delicados dulzores. Luego todo se volvió insípido, incoloro e inodoro, como el agua, pero sin esa frescura que sacia la sed. Pero ahora es pasado... o "ahora" es pasado...

martes, 4 de mayo de 2010

La voz del viento

Ella, cansada de los que llenan bocas y pantallas con palabras vacías, sin anclaje alguno en los hechos, harta de contradicciones e incongruencias, se llama a silencio y escucha el sonido del viento. Tal vez algo pueda decirle que no crea ya saber. Una de esas verdades que te dejan boquiabierto y golpeándote la frente mientras pensás “¿Cómo no me di cuenta antes?” Una de esas revelaciones que te solucionan un poco los problemas, que te abren puertas y te señalan numerosos caminos antes desconocidos.
Pero escucha al viento y nada distingue. No habla, no canta, no silba. Nada.
Ya ni siquiera un ruido, una letra perdida, una hoja que vuela. Ni un sonido. Todo es vacío. Y el vacío también lo dice todo. Como el sonido del mar en un caracol.