viernes, 21 de mayo de 2010

Gastronomía onírica

Se descubre perdida. Otra vez el mareo, la desorientación. Ella se recuesta sobre una sábana tibia y se envuelve en sueños de mieles y soles y vinos dulces. Levita sobre música, reposa, respira sabores. Se sabe perdida pero no le importa, se deja llevar.
En otros tiempos, lágrimas y risas atrás, echó raices en una amargura casi imperceptible. Más tarde se mudó a una llanura de delicados dulzores. Luego todo se volvió insípido, incoloro e inodoro, como el agua, pero sin esa frescura que sacia la sed. Pero ahora es pasado... o "ahora" es pasado...

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