martes, 29 de septiembre de 2009

Teclados y Pantallas

Mientras caminamos por la calle inmersos en nuestra cada vez más pequeña y multifuncional porción tecnológica del mundo, cuántas cosas nos estaremos perdiendo.
Las monedas y billetes caídos, a los cuáles podríamos ver con una mínima desviación de la mirada ya que caminar sujetos a la máquina nos obliga a andar con las cabezas gachas y algo encorvados.
Los árboles, las caras extrañas, las sonrisas, los peligros, el cielo nublado o el sol brillante. La vida.
Y mientras en nuestro universo virtual nada cambia demasiado, porque todo parece lo mismo visto a través de la misma pantalla (tal vez sea esta una nueva versión de los anteojos para ver todo “color rosa” de los que tanto se ha hablado), en la vida las personas tienen hijos, terminan sus carreras, se enferman, se casan, se deprimen o se alegran, dejando como principal testigo al teclado alfanumérico.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La habitación redonda

Vivimos girando sobre nuestro eje, encerrados en una habitación circular cuya pared se encuentra pintada en escalas de grises desde blanco más limpio al negro absoluto (o del negro al blanco, depende hacia dónde se mire). Si nos paramos mirando hacia el blanco, tanto girando hacia la derecha como girando hacia la izquierda, el color de la pared se irá oscureciendo gradualmente hasta llegar al negro. Del mismo modo, si nos paramos mirando hacia el negro, girando hacia la izquierda o hacia la derecha llegaremos al blanco. A veces pasa que, cansados de tanto girar, de cambiar de perspectivas, de estados de ánimo, caemos rendidos, imposibilitados para continuar con nuestro movimiento constante de rotación. Cuando esto sucede frente al negro absoluto y todo lo que podemos ver es oscuridad, de nada sirve ensayar esfuerzos sobrehumanos para escapar. Sólo nos queda dejarnos descansar, permitirnos ver en negro todo el tiempo que sea necesario, hasta recuperar fuerzas que nos permitan pararnos y volver a ver las cosas de otro color.