lunes, 2 de mayo de 2011

Al fnal no fue tan malo

Caos en la ciudad. Pero caos en serio, no ese aglomeramiento de gente y transportes al que ya estamos tristemente habituados. Ese al menos es un desastre organizado. Acá reina el desorden, como si una guerra civil hubiera estallado o algún genio maléfico se hubiera puesto a jugar por la noche cambiando de lugar todas las paradas del colectivo, los nombres de las calles, los recorridos del tren. Cambiaron las reglas del juego y todos andamos desorientados sin saber cómo jugar.
Se escuchan sirenas, pasan autos de la policía y ambulancias, las calles están cortadas y las personas pasan caminando por el medio de la avenida. Rivadavia se convirtió en peatonal.
Debería dar miedo el no entender lo que pasa, no saber para dónde ir, cómo llegar a donde estamos yendo. Deberían dar temor los brotes de violencia producto de la frustración.
Hay sin embargo otra cosa, hay resignación, tristeza, cansancio. Hay solidaridad, preguntas y respuestas.
Los que no saben qué hacer persiguen a los más decididos que, probablemente, tampoco sepan dónde van. Pero al menos eligen moverse.
Algunos pasan y al azar brindan información, cambiando el rumbo de unos, poniendo en marcha a otros.
La semana comenzó muy complicada. Pero, al menos, algo bueno pasó. Por un día, por un rato, hoy se suspendió la desconexión. Y de repente todos empezamos a vernos, a hablarnos, a notarnos.