miércoles, 25 de mayo de 2011

Pffffffffff

No acepto un "no se puede" cuando algo me importa. Y, sin embargo, a veces pienso que debería aprender que hay guerras que por definición están perdidas. Que hay batallas que no pueden ser libradas. Que hay enemigos a los que no se les puede ganar.
Una retroalimentación que no se produce. "Noc noc", del otro lado no hay respuesta...
No hay reciprocidad, son señales constantes lanzadas al aire sin que nadie las vea. El árbol que cae en el bosque y no hace ruido.
Los trazos, apenas caricaturas de lo que creó mi mente, no llego a los tonos, mi voz es tan chiquita, escriba lo que escriba todo es mediocre. Cuando alguien no te ve, te volvés invisible para todos, incluso para vos mismo.

Todo es esa realidad difusa que se va disolviendo imperceptiblemente, hasta convertirse en una simple sensación  orientada únicamente a cómo me gustaría que fueran las cosas. Y no importa cuánto lo crea y lo declame, lo cierto es que no, las cosas no son como yo quiero que sean. Quizás el error es pretender que sean diferentes al modo en que las estoy viendo. Si todo indica “A” es lamentable querer leer “B”. En todo caso, el asunto es reconocer “A” y analizar si es posible lograr un cambio desde eso.
Pero yo me dejo engañar y me autoengaño, esperando que la sola idea de que las cosas van a pasar implica que sucedan.
Y veo a los que tienen armas en mano, los que pueden actuar, los que están en situación de "todavía no está todo dicho"... pero no luchan. Abandonan por miedo, por vergüenza, por no lastimar a otros o por no correr el riesgo de ser lastimados, de equivocarse, de perder. No acepto esa cobardía. Porque no sólo están sacrificando su propia felicidad, sacrifican también la de los demás involucrados.

No hay comentarios: