domingo, 15 de mayo de 2011

Gracias Cortázar

Hace unos días, más exactamente el 30 de abril, escribí un post sobre mi personalidad proclive al fanatismo (éste).  Inmediatamente después escribí algo más, relacionado también a mis fanatismos (que hasta ese momento, últimamente más todavía,  habían sido tema de conversación en varias ocasiones) y me propuse postearlo al día siguiente. Después, como fueron sucediendo otras cosas sobre las que necesité escribir, ese proyecto de post fue quedando en mis borradores. 
Hoy, buscando en google para saber de quién era una frase que alguien puso en su muro de Facebook, entre los resultados que arrojó surgió esto. Vi que era de Cortázar y, como él es otro de los grandes seres a los que admiro, me dispuse a leerlo (no sin antes postear en mi muro un video con el propio Julio leyendo el maravilloso capítulo 7 de Rayuela). Cuando por fin lo leí se me llenaron los ojos de lágrimas. Me sentí tan identificada, tan feliz, significó tanto para mi ver que Cortázar ¡justo él! había escrito vaya a saber hace cuánto tiempo y de un modo tan hermoso algo que yo constantemente quiero tratar de explicar y no puedo. Algo que con tanta fecuencia siento. La felicidad de conmoverse por algo o alguien sin analizarlo. La sensación irracional e incontrolabre que provoca una gran emoción y felicidad al verlo, leerlo, oirlo, tocarlo, saborearlo, sentirlo .  Fue causal encontrar ese escrito de Don Julio... y verdaderamente mágico.
Esto es lo que yo había escrito y no había publicado, hoy si es una buena ocasión:
"Como ya dije, soy seguidora de varios artistas. Artistas que me conmueven, me emocionan, le dan sabor a mi vida. Ante ese hecho, suelo tener también muchas demostraciones estúpidas de ese fanatismo: esperar horas por un autógrafo, pedir fotografías, mandar mails, etc. Muchas veces cuando, por ejemplo, estoy sola en la puerta de un lugar esperando que salga alguno de mis "admirados" me siento una idiota. Empiezo a pensar qué hago perdiendo el tiempo ahí, que ya estoy grande para esas cosas, etc. Pero, cuando por fin dicha persona hace su aparición y tengo la oportunidad de decirle "gracias" o darle un regalo o hacerle algún comentario sobre su trabajo, me siento profundamente feliz. Porque tuve la posibilidad, aunque fuera mínima, de retribuirle lo mucho que me provoca con su arte. Este es mi tipo de fanatismo. Por momentos es estúpido si, pero no es ciego ni se trata de hacer de mi vida el seguir a ese o esos que admiro.
Para mi es muy importante la diferencia. Yo admiro a mucha gente y le dedico tiempo y esfuerzo muchas veces a lograr de algún modo demostrales esa admiración. Pero de ninguna manera mi vida pasa por eso. Yo, antes que fan, soy artista. Buena, mala, malísima. Pero artista al fin. Mi vida pasa por mis proyectos, no por los suyos. Que bueno sería que para todos las cosas fueran así. Habría mucha más gente haciendo cosas."

No hay comentarios: