viernes, 15 de julio de 2011

Frutología II

Hoy nos dedicaremos a analizar una materia de la que con frecuencia se habla y en la que suele suceder que muchos frutólogos creen ser expertos, aunque no tienen idea, y muchos de los que creen no saber nada teminan por ser, sin proponérselo y sin darse cuenta, de los más capaces en el tema.
Hoy vamos a hablar de la seducción.
Desde mis arbitrarias clasificaciones frutológicas, distingo varios tipos de seducción, que explicaré y evaluaré a continuación.
Seducción involuntaria: se produce sin intención. El seducido se siente atraído por ciertas características del seductor sin que éste haya tenido la intención de provocarlo. Es, a mi entender, la más efectiva porque, siempre que esté relacionada con características inherentes al seductor en si (y no porque el seducido tenga algún fetiche del tipo "me gustan los veterinarios"), creo que es la más auténtica y espontánea.
Seducción explícita: el seductor tiene abierta intención de seducir, lo demuestra e incluso en ocasiones declara explícitamente su atracción por aquél a quien quiere conquistar. Puede ser recíproca (juego de seducción mutuo), unilateral consentida (uno de los intervinientes seduce y el otro se deja seducir), o unilateral vana (el "objeto de deseo" sabe que está siendo seducido pero los objetivos no se logran, no corresponde a la atracción).
Considero a la seducción explícita en cualquiera de sus modos la 2ª mejor opción si la seducción involuntaria no se produjo en primera instancia. Es respetable porque exige trabajo y también la valentía de arriesgarse y exponerse al declarar o demostrar abiertamente el gusto por el otro. Puede fallar una y otra vez, pero nunca pone en riesgo la dignidad del seductor (si sabe aceptar la derrota cuando ésta se da). Sería una especie de "Bueno, quizás no me dió bola, pero yo me la jugué" o, visto desde el otro lado "No, no me gustás pero respeto la integridad con la que encaraste la situación".
Seducción oculta:  es la que menos me gusta porque, cuando una intención es oculta, suele terminar en mentiras o engaños aunque, por supuesto, hay excepciones. Ésta también tiene varias divisiones.
S.O. Insegura: el seductor intenta ganar la simpatía o el afecto del otro sin quedar en evidencia por no tener confianza en sí mismo o ser de bajo autotestima. Se limita a mostrar lo mejor de sí mismo para resultar atractivo, pero tratando de que se perciba como una "Seducción involuntaria". En su forma más simple sólo encierra timidez o cobardía y el nivel de vileza es bajo. Se trata en parte de un engaño, porque la persona no se muestra tal cuál es sino como cree que al otro puede gustarle y está condicionado por su intención oculta, pero no conlleva la voluntad conciente de engañar.
S.O. Vil: el seductor, a conciencia, intenta ocultar su intención como parte de la estrategia. Lo veo bastante despreciable porque suele incluir engaños, ocultamientos y manipulaciones. Pero, en ocasiones, el seducido descubre el juego y, sin ponerlo en evidencia, se presta a éste voluntariamente. Por esto, finalmente, se convierte en una seducción unilateral consentida. La más condenable a mi entender y peor de estas divisiones es la del que se hace el "amigo/a" ya que, al plantearse una amistad, ésta se basa en un pacto de confianza que se rompe si uno de los dos oculta otro tipo de intenciones. Sólo es aceptable si el deseo de seducir aparece en una amistad preexistente y si, una vez surgido, se plantea abiertamente.
S.O. Sin fines de lucro: todos solemos ejercerla, se basa en el deseo de agradar a cualquiera, no con fines de conquista sino por el mero hecho de sentirse atractivo o querible para personas de cualquier sexo, sin importar la relación que nos une. Una vez establecida una amistad o una relación de afecto, deja de ser necesaria y, de mantenerse, puede y suele caer en lo comúnmente llamado "falsedad" o "caretaje"

Hasta aquí llegamos por hoy con esta clasificación frutológica de los tipos de seducción. Cualquier aporte o agregado será bienvenido y podrá ser llevado a debate en futuras ediciones de esta sección. Tómese nota y archívese.

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