lunes, 26 de diciembre de 2011

Libro abierto

Pensar que hay gente que vive ocultando sentimientos. Callando, mintiendo a los demás y mintiéndose a si mismos. Pensar que algunos manipulan, "controlan", se hacen los distraídos, se auto-engañan, cuando yo todo el tiempo necesito expresarme. Todo el tiempo necesito decir lo que me pasa, publicarlo, gritarlo, confesarme. Cómo me cuesta cuando, por algún motivo, no puedo hacerlo (de a poco estoy aprendiendo que no siempre es lo mejor). Pero tengo la sensación de que las cosas me queman por dentro cuando no las digo.
Hay días en los que no sé qué hacer con lo que siento. Aunque se trate de pavadas como conmoverme con una película, emocionarme con una canción, ponerme nostálgica o sorprenderme con algún descubrimiento. Pequeñas cosas que provocan especies de conexiones, activan circuitos, generan electricidad. Y necesito sublimarlo, canalizarlo. Hacer que toda esa energía tenga un sentido, que se convierta en algo útil o en algo lindo, que no se pierda dentro mío.  
Pero además hay otro asunto: al ser activados por cosas tan aparentemente tontas o triviales, mis sentimientos suelen ser tan intensos como inconstantes. Son verdaderos, eso si... pero fluctuantes. Será por eso la ciclotimia...
Los que no cambian son los sentimientos profundos, los que generan las personas y las experiencias. Creo que nunca dejé de querer a alguien que alguna vez quise. No sé, quizás si, pero me cuesta pensarlo. Es que cuando uno comparte determinadas cosas con una persona, ese alguien nos deja algo que no puede borrarse. Y creo que eso es tan lindo...

No hay comentarios: