domingo, 28 de junio de 2009

Cuando Ella respira profundo

Llueve. Inesperadamente. Es decir, estuvo feo todo el día, hacía frío... pero de algún modo le sorprendió que lloviera. Le gusta.
Las cosas están con un poco más de orden (nunca terminan de ordenarse del todo) y una pequeña sensación de satisfacción late en su interior. Mmm, cada vez mejor... tal vez sea felicidad. Y agradecimiento. Necesidad de dar para equilibrar la balanza.
Conciencia de que es normal la injusticia, no porque Ella no merezca lo que tiene, sino por aquellos que también lo merecen y no lo consiguen.
Pero a todos les llega la dicha tarde o temprano. La clave está en perseverar, en tener fe, en ponerle buena cara al mal tiempo... y en nunca cerrar los ojos. Porque cuando se abren y se mantienen bien atentos, se puede ver que siempre hay cosas para estar agradecidos.

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