Somos sujetos arrastrando patologías que creemos crónicas, chocándonos unos con otros como los autos de los parques de diversiones. Lisiados que se unen a otros lisiados tratando de evaluar qué tan llevadera podría ser la vida al conjugar las deficiencias, qué tan útiles podemos ser el uno para el otro, si podremos o no sobrellevar las carencias de los demás.
Quizás ya nadie quede sano. Quizás sólo resta asociarse a la enfermedad ajena y dejarse contagiar por la menos dolorosa.
Pero tal vez... tal vez haya un antídoto y lo que creemos crónico no lo sea, tal vez tenga cura y entre todos podamos encontrar el remedio perfecto para cada uno.
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